Repasando ayer nuestras experiencias venecianas leímos en dos medios muy confiables, opiniones antagónicas sobre las icónicas góndolas: para uno eran una experiencia imperdible, para el otro carecían de autenticidad y recomendaba el taxi acuático (motoscafo) como la mejor forma de recorrer Venecia por dentro.
Lo curioso es que ambos eran, desde varios puntos de vista, igualmente turistas, refiriéndose a una ciudad donde, a excepción de quienes allí trabajan, todos son turistas. (Debido al alto costo de las propiedades muy pocos venecianos viven en su ciudad).
No a todos les gusta ser considerados turistas, aunque lo sean. La denominación viajero tiene más charme, pero nada más. Se refiere al viajero experimentado, sin prisas que puede decir como Machado (Antonio): “ He andado muchos caminos, he abierto muchas veredas, he navegado cien mares y atracado en cien riberas.”
El turista en cambio ha sido muchas veces caricaturizado – incluso en el cine – y algunos dicen que el uso de la expresión Clase Turista para referirse a la Clase Económica de los aviones, ha contribuido a devaluar el significado del término.
Las definiciones oficiales son más abarcativas, lo que se comprende por razones administrativas.
Muchas veces nos hemos sentido turistas y otras tantas viajeros.
El que viaja para disfrutar, conocer o descansar es universalmente considerado un turista.
Hay mucho para agregar sobre el término turista, su historia y etimología y su cambio de significado en distintas épocas y lugares. Por ejemplo en épocas del Gran Tour en algunas regiones de Italia, inglés y turista eran sinónimos.
Pero estas consideraciones que pueden parecer simples disquisiciones, cobran importancia cuando se trata de comunicar, ya sea en el nombre de un producto o servicio o en los mensajes publicitarios.
Todo depende cual es el público objetivo.
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