Pero lejos de que ello ocurriese, lo que hizo la presidenta fue darle un espaldarazo supremo a la compañía y con un encendido discurso, en el que demostró que nada de lo que ocurre dentro de Aerolíneas le es ajeno, fue coherente con lo que viene haciendo su gobierno desde que se decidió reestatizar a la empresa.
Todos sabemos que Argentina es un país muy especial y que los argentinos, aún a costas de la inmensa inversión que realizó el Estado y la que seguramente deberá seguirá realizando, aprueban este gesto de Cristina.
Estamos seguros que no faltaron quienes recordaron a Alberto Olmedo y su máxima: "Si lo vamos a hacer, hagámoslo bien...".
Creemos que se inicia una nueva etapa para Aerolíneas Argentinas y obviamente también para Austral. Nada será igual a lo ocurrido desde el adiós de Marsans hasta el jueves pasado. En ese viejo-nuevo hangar (como dice Rizzi) acaba de nacer una nueva etapa.
Solo el tiempo dirá si esta vez se logrará reestructurar como corresponde a la empresa; se anuncian reprogramaciones de rutas deficitarias y ya se inició el reciclaje en aeronaves y en equipos.
Por lo expresado el jueves, Cristina redobló el apoyo a Recalde y se encargó de comenzar a plantearle controversia a los pilotos. Hizo referencia al caso insólito que se deba ineractuar con SEIS gremios y llamó a tener grandeza, a no boicotear al gobierno y fue muy gráfica al decir que si seguía habiendo privilegiados, cuando "esto se acabe se van a llevar puestos a los trabajadores".
Discrepamos en muchas cosas con la línea de gobierno de la señora Fernández y estamos convencidos que a menos que se haga cirugía mayor, Aerolíneas Argentinas continuará siendo inviable, pero nobleza obliga, en una demostración de coherencia con la politica de resguardo a la línea de bandera ejercida desde la administración anterior, la presidenta hizo lo que debía hacer.
Que le salga bien o que le salga mal, seguramente será otra historia y Dios mediante, allí estaremos para escribirla.
Portal de América