Y un mensaje claro, contundente y además, muy aceptable por expresarlo públicamente "después de", de Alfonso Carbone al ser preguntado si ahora se podía traer estrellas de primer nivel mundial y se mencionó a Madonna, fue: "si, está claro que se puede, quedó demostrado que Uruguay está capacitado para montar este tipo de espectáculos pero, hay que revisar varios temas burocráticos y uno muy importante, los impuestos.

La gran oportunidad

Un destino turístico que se precie (Buenos Aires, Nueva York, París, por citar solamente algunos), además de los atractivos naturales y de una infraestructura acorde, debe contar con un calendario de eventos serio, variado y estructurado con la suficiente antelación, con años de antelación.

En ese calendario no hay que pensar solamente en los Pauls, Rollings o Madonnas, debe incluirse obligatoriamente alguna fecha del campeonato de Fórmula Uno, del Tenis internacional, del boxeo, del golf y en esa programación, el Estado debe jugar el gran papel, el del respaldo del inicio, el de cubrir las espaldas de empresarios que se arriesguen y acepten el reto. Una buena forma de hacerlo es invirtiendo en promoción y para ello, tiene un arma disponible como los impuestos.

Contar con un calendario previsible sería un insumo fundamental para el turismo y además, posibiltaría marcar las pautas de precios de los ingresos con distintos niveles, claramente el internacional y el local.

Detalles nada menores

En momentos en que se habla del factible estadio de Peñarol y que ya han aparecido muchas voces preguntando si eso se realiza, ¿de qué modo se va a mantener el Estadio Centenario?, los megashows son una primera respuesta. Los aportes que puede dejarle a la Comisión Administradora del estadio esta modalidad, pueden hasta superar el del fútbol. Pero hay mucho más que "aceitar", La venta de entradas debería estar en la tapa del libro de tareas. De la venida de Paul, el único "debe" organizativo grande fue ése y no es menor.

Dejamos para el final un tema que como pocos, de vez en cuando, en este mundo salvaje en que nos toca vivir, nos aporta oleadas de satisfacción, de orgullo nacional, de identidad y es el mensaje que quedó flotando el domingo en el Centenario y del que tomó nota en primera persona el mismísimo ex-beatle: el público.
El mensaje concreto fue que ante la ausencia de los indeseables-estúpidos-energúmenos-imbancables barras bravas de los grandes, pudimos retrotraernos en el tiempo y mostrale al mundo y mostrarnos nosotros mismos, "lo que era" el público de este país antes que se le abriera la puerta a la escoria humana actual que ha invadido el deporte y en general, los espacios públicos. Y que conste, la gran mayoría de los asistentes el domingo, también son (o seguramente lo fueron) rockeros, futboleros y piolas.

Nos vemos.

Portal de América