por Ramón de Isequuilla, desde Madrid
La Ministra de Defensa, Margarita Robles, y el Jemad rindieron homenaje en nombre de las Fuerzas Armadas a la sociedad española por su generosidad y entrega en la lucha contra el coronavirus, siendo IFEMA el escenario de una de las batallas más heroicas, formando ya parte de la historia contemporánea de España.
En la visita realizada a las instalaciones, ya recuperadas para su uso natural de centro de exhibiciones, que durante cuarenta días albergaron a más de cuatro mil pacientes, luego de un record de adaptación que lo convirtió en el hospital más grande de España, y fundamental en esos momentos para la subsistencia del sistema sanitario de Madrid, pronunció en su agradecimiento la frase “el espíritu de IFEMA”, que sacudió a los presentes y se esparció por toda la sociedad.
Es justamente eso lo que necesitamos para recuperar nuestra vida sacudida por la pandemia, “el espíritu de IFEMA” que cabalgará triunfante sobre la actividad turística, motor decisivo para la vuelta a la normalidad.
Durante los hechos del mes de abril, la respiración contenida de la sociedad se dirigía a IFEMA como símbolo y síntesis de la lucha contra la cruel realidad que nos acongojaba, teniendo consuelo en las visitas realizadas por el Rey Don Felipe VI, la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso y el alcalde José Luis Martínez Almeida entre otros, que con su presencia y cercanía al drama dieron consuelo y esperanza.
Para muchos el hospital de IFEMA levantado entre la Comunidad de Madrid y los militares de la UME y del Ejército de Tierra, se convirtió en el milagro de la crisis, y si el camino que debe emprender el turismo está imbuido por el “espíritu de IFEMA” sin duda alguna nos llevará a la meta en muy corto tiempo y con mayor seguridad.
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