Racismo e impunidad en Madrid, fórmula peligrosa
Lunes, 14 Septiembre 2020 12:30

Racismo e impunidad en Madrid, fórmula peligrosa

Este fin de semana los principales diarios españoles traían en sus ediciones web una noticia muy preocupante, elegí la del ABC, pero todos coinciden casi textualmente: “Agresión racista en el Metro: escupen e insultan a una pareja al grito de «¡Panchito de mierda!». “Una grabación refleja cómo les reprenden por ser latinos y les amenazan con golpearles: «¡Eres producto de un condón roto!»”

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por Ramón de isequilla, desde Madrid, @ramonpunta

“Una grabación realizada en el Metro de Madrid refleja una agresión racista en la que tres chicas escupen e insultan a una pareja que viajaba en el mismo vagón que ellas. En las imágenes, difundidas en Twitter y replicadas ya por varias televisiones, se aprecia cómo una de las muchachas grita: «¡Eres producto de un condón roto, panchito de mierda!», en referencia a su origen latinoamericano.”

“El suceso ha ocurrido en la línea 4 del suburbano y las agresoras, además, insultan a la persona que las está grabando: «Grábame, pedazo de puta. Te voy a dar una hostia y te voy a romper el móvil». Todo esto en un ambiente de máxima tensión en el que nadie ajeno a la conversación se atreve a intervenir y que se extiende durante varios minutos.”

El texto, venía acompañado de un desagradable video de 2,15 minutos, tomado por una temerosa pasajera, la cual tuvo el coraje de grabarlo y publicarlo en las redes, lo que generó la intervención de las autoridades del Metro, Policía Nacional, Fiscalía y Juzgado de Menores, afirmando las últimas noticias que las jóvenes están identificadas y detenidas.

Hasta aquí, un feo episodio policial, que relatamos para poner en contexto nuestra reflexión, pero que no trataremos, pues no es nuestra especialidad.

Vayamos al fondo del problema, España es un país visitado por más de 80 millones de personas por año por sus múltiples atractivos y por su gente, siendo una sociedad tolerante, abierta, multi racial, que supo vencer sus fantasmas y sus miserias y creó con la Constitución del 78 un estado de bienestar líder en el mundo.

El turismo representa para España no solamente el 13% de su PIB, sino el pilar fundamental de su economía y de su concordia social.

Al turismo que se encuentra en una crisis sin paragón, flaco favor le hace que los españoles nos mostremos intolerantes con los extranjeros, con la agresividad de este episodio.

La sociedad española no es como estas jóvenes y muy lejos está de ello, pero esto no significa que no estamos ante un peligroso antecedente, que de no tomarlo en serio y actuar en consecuencia puede volver a repetirse.

En realidad, estas jóvenes (15 y 16 años) si bien son responsables de sus actos, no las podemos criminalizar, pues son producto de un caldo de cultivo alentado por un sector del gobierno, son responsables y víctimas al mismo tiempo de un estado de intolerancia que nos empieza a invadir.

En la ya famosa manifestación del 8M el canto que la presidía era: “sola y borracha quiero volver a casa”, coreado por los organizadores de la marcha, simples manifestantes y autoridades del gobierno. Esta posición es una más en el avance de una concepción (amparada parcialmente por la ley española en estos momentos) que por la legítima e imprescindible defensa de los derechos de la mujer, esta pueda hacer cualquier cosa, inclusive infringir la ley, sin ningún tipo de consecuencia personal.

Estas chicas, pertenecientes a una generación con muchos derechos y ningún deber ni responsabilidad de sus actos, han sido educadas con padres cómodos, ausentes y permisivos, que fueron remplazados por las redes sociales y las plataformas de series llenas de violencia e impunidad, donde también les inculcaron que, por ser menores de edad, pueden cometer cualquier desatino sin ninguna consecuencia, cuestión esta en algunos casos, alentada por autoridades y referentes mediáticos de la sociedad.   

Este hecho ocurrido en el Metro de Madrid lo veo más como un tema de inconducta social, que como una manifestación de racismo pura y dura. No puedo creer que unas jóvenes de 15 años en Madrid puedan ser visceralmente racistas, salvo que en su casa se lo hayan inculcado.

Aquí llega el tema de la responsabilidad de los padres, por qué sus hijas menores de edad actúan de esa forma, tema al que debieran dar explicaciones, lo mismo que los responsables del establecimiento donde injirieron el alcohol, si es que lo hicieron, a no ser que su estado natural sea el que mostraron en ese vagón de Metro.

España es una gran casa que subsiste económicamente de personas de todo el mundo de las diversas nacionalidades, razas y religiones, donde el racismo y/o la agresividad para con ellos, no sólo es un delito y moralmente execrable, sino que, pensando con el bolsillo, es un “mal negocio”.

Portal de América

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