Manantiales, de pueblito de paso, a destino gastronómico e inmobiliario
Miércoles, 30 Enero 2013

Manantiales, de pueblito de paso, a destino gastronómico e inmobiliario
Fue en cuestión de unos pocos años, tres o cuatro para ser más precisos, que Manantiales empezó a perfilarse como el nuevo lugar de moda y centro gastronómico con una variada propuesta.
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por Florencia Sader

Algunos pioneros hicieron camino, como Nicolás Palacios, miembro del clan Macri  con su pizzería No Me Olvides, lugar de encuentro obligado de algunos miembros de la farándula argentina, o el inmobiliario Toti Gattas con su sencillo restaurant familiar Dos Hermanas, famoso por sus milanesas.



El hecho es que el otrora tranquilo pueblito de Manantiales, tiene esta temporada más de veinte establecimientos gastronómicos, muchos de ellos de excelente calidad. Algunos de ellos son: SIPAN, un referente de la comida peruana,  el clásico Cactus y Pescado, frente a la playa Bikini, O’Farrell, un sofisticado restaurant de cocina mediterránea de autor por los hermanos O’Farrell, Primera Dama un nuevo emprendimiento, lugar de encuentro de los más jóvenes, propiedad de una nieta de Carlos Páez Vilaró, Mitto, también abierto este año, producto de la sociedad entre una chef uruguaya y capitalistas argentinos, y así podríamos seguir enumerando lugares en los que se puede venir a degustar delicias de todo tipo y para todos los bolsillos.

Ya más tirando a boliches, con música en vivo y abiertos hasta altas horas de la madrugada, tenemos sobre la ruta 10 a Negroni y Bigote, que cobran vida cuando el resto empieza a vaciarse.

Galerías de arte, casas de decoración, una vinería y algunas sofisticadas boutiques también se instalaron convirtiéndolo en un verdadero paseo de compras para veraneantes y curiosos.

¿Cuál es la explicación del fenómeno Manantiales? Este pueblo sobre la ruta 10 tomó fuerza gracias a un público de gente de treinta años para arriba, cansados de los desmanes y el caos que a cierta hora se produce en ciertas zonas de La Barra, con los adolescentes que coparon gran parte de este pueblo.

Uno de los primeros que apostó por Manantiales, hace más de dos décadas, fue el polémico magnate argentino Franco Macri con su complejo de ladrillo visto, Terrazas de Manantiales.

Manantiales surgió como una versión más familiar, más tranquila de lo que alguna vez supo ser La Barra y en pocos años se posicionó como un nuevo destino, atrayendo también la inversión inmobiliaria, con la construcción de departamentos. Algunos de ellos pequeños, en el interior del pueblo, y un par de nuevos edificios más ambiciosos sobre la ruta 10, uno de ellos del estudio del prestigioso arquitecto Carlos Ott.

Un capítulo aparte merece el Selenza, a la salida del pueblo, próximo a la ruta 104.  Un desarrollo con capitales españoles que tiene como socio a Alejandro Gravier, el marido de Valeria Mazza, y a esta última como cara visible del emprendimiento. Este año se construyó Selenza de Mar, un sofisticado parador sobre la playa que arrancó protestas de algunos vecinos a principio de temporada por su cercanía al mar y el hecho que ocupa gran parte de la playa- angosta en ese sector-. Recientemente el parador contó con la visita del Marcelo Tinelli, mereciendo la mención en algunas de las revistas argentinas que siguen las andanzas de la farándula de la vecina orilla.

Manantiales pasó de ser aquel lugar de paso entre La Barra y José Ignacio a ser un destino en sí mismo. Esperemos que siga manteniendo su seductor carácter pueblerino que mucha gente extraña en sus ciudades de origen, y viene a buscar en este privilegiado lugar a orillas del mar.

Portal de América

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