por Eliseo Sequeira, desde Montevideo
De una exquisita sensibilidad e inspiración, ya desde los nueve años, aún en el colegio, comienza a escribir sus primeros versos y poemas. En 1927, con apenas 14 años, forma con amigos un conjunto musical para amenizar fiestas.
En 1933 se recibe en Derecho, y además publica su primer libro de poesías: O caminho para a distância.
En 1943 ingresa en la carrera diplomática, la que lo llevará a desempeñarse entre otros destinos, como Cónsul en el Consulado General de Brasil en Uruguay entre 1957 y 1960. Cabe señalar que dicho Consulado, en esa época se encontraba ubicado en el Palacio Brasil, sede y propiedad del Clube Brasileiro.
Continuó componiendo innumerables melodías que traspasaron el tiempo y lo seguirán haciendo. Un ejemplo de su genialidad es "a felicidade", obra que compuso mirando deslizar una gota de agua por una hoja, sentado en la Plaza Matriz de Montevideo.
Falleció en Río de Janeiro el 9 de julio de 1980, pero su legado perdurará en los tiempos.
El homenaje
Para decir unas palabras sobre Vinicius y acompañar en el descubrimiento de la placa, el Clube invitó al Director Ejecutivo del Instituto de Cultura Uruguayo-Brasileño, el Licenciado en Letras y en Filosofía Severino Cunha Farías. Lo acompaño el Primer Secretario del Clube, Robson Cardoso de Oliveira y la Directora Social, María Celia Coelho Irrazabal.

Luego los socios e invitados subieron al salón de fiestas del tercer piso, donde todo estaba dispuesto para que Mariana Moraes nos deleitara con anécdotas de la vida de Vinicius y un selecto repertorio de sus canciones. Las dos últimas canciones los presentes no se limitaron a escucharlas, sino que acompañaron a la intérprete y las cantaron de pie.


El festejo lo finalizamos degustando feijoada y caipirinha.
SARAVÁ VINICIUS, hasta siempre!!!
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