“…a veces los menos instruidos “son los que tienen mayor altura de valores…”
Sábado, 15 Junio 2013

Es cierto lo que ha dicho el Pepe Mujica, porque educación, instrucción, cultura y valores son cosas muy diferentes. Lo ideal sería que todas confluyeran, pero no es así. Pero me animo a establecer un orden de prioridades: educación, cultura, valores e instrucción…
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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Hay un proverbio chino que dice: “Si haces planes para un año, planta maíz. Si haces planes para una década planta árboles. Si haces planes para una vida, educa a la gente…”

El propósito de la educación fue, es y será el de preparar para la vida, y lo esencial es transmitir valores. La persona realmente culta es la que vive de conformidad a una escala de valores, y su repertorio de ideas le permite entender lo que pasa en su medio y en el mundo. La sola trasmisión de información o instrucción suelen ser los enemigos de la cultura, porque creo que no hay nada peor que un sabio inculto.

El Pepe también dijo, siempre según” “EL Observador” “…La cosa más paradojal es que la masificación de la enseñanza y el conocimiento en algunas sociedades produjo frutos amargos formidables y destructivos”, como fue el caso de la Alemania  “cultura y científica”  que dio nacimiento a Hitler…” precisamente el nazismo, como todos los “ismos” son los frutos de lo que Ortega llamó “sabios incultos”. En el caso que señala el Pepe, en verdad tendría que haber dicho “ciencia sin cultura” o “incultura y ciencia”.

La información, la instrucción, la investigación hecha sin los límites que imponen el respeto a los valores, nos puede llevar a las mayores tragedias que siempre son pensadas, desarrolladas y protagonizadas por personas, y esto es consecuencia de lo que llamaría “laicisación” de la educación, entendiendo que la trasmisión de valores era una forma de religiosidad.

En esta liquidez que vivimos, muchas veces confundimos la universalidad  de los valores y principios éticos con las circunstancias cambiantes de cada época, o de cada circunstancia que condicionan su aplicación, y nos hace creer que para determinadas realidades esos principios deben licuarse.

La cultura es el sistema vital de ideas  de cada tiempo, pero la cultura no es ciencia como lo enseñó Ortega, a quien de hecho transcribo en este párrafo. La ciencia es el mayor portento humano, pero por encima de ella está la vida humana que la hace posible.

Cuando el hombre sabe mucho de una cosa e ignora todas las demás, genera esta brutalidad y agresiva estupidez que estamos condenados a padecer, y la cosa se agrava cuando los que mandan no saben de nada, e ignoran su ignorancia como nos pasa a los argentinos.

Buena la observación del Pepe, que al reivindicar a los menos instruidos reconoce el valor de esa cultura, que por simple, no es menos valiosa. Que se transmite de padres a hijos y que nos enseña sobre el bien, el respeto a uno mismo y al prójimo, y el valor  del trabajo y del esfuerzo, virtudes que los sabios incultos consideran cosas del pasado.

Portal de América

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