por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Quienes tienen la paciencia de seguir nuestras notas saben que desde hace varios años venimos proponiendo la creación de un “cielo único” para la región de Latinoamérica. Eso significaría que cualquier línea aérea con sede en algunos de los países de la región podría hacer uso de las nueve libertades del aire. Por supuesto si bien nos consta que fuimos escuchados, la respuesta siempre fue la misma, es imposible. Imposible es lo que no se intenta, como decía Ortega.
Esta mentalidad explica que el Mercosur, por ejemplo, sea un sello de goma, más una sociedad de tensiones que de facilitación.
Aún para transitar entre los cuatro países es necesario cumplir con tramites de migración, aduana y cumplir con las limitaciones en las compras hechas por parte de los viajeros. El Mercosur al habitante común le sirve de poco.
También veníamos diciendo que ante la demora de concretar el “cielo único” las líneas aéreas buscarían el modo de lograr su propio “cielo único”.
Asi nacieron las filiales de LAN en Perú, Argentina, Ecuador y Perú y finalmente en Brasil bajo la nueva forma de LATAM, fusión de LAN con TAM.
Avianca-Taca siguieron el mismo camino, con el fallido intento de Avian en Argentina que no pasó de ser una simple caricatura por parte de un Germán Efromovich, ya en ese momento en caída libre.
Más cerca nacieron las “low cost”, Jet Smart en Chile, hoy con presencia en Argentina, del poderoso grupo financiero Indigo Partners, y Fly Bondi, del Cartesian Capital Group, dueño también de las aerolíneas Viva que operan en Colombia y Perú, inspirados en el modelo Ryanair.
Es obvio que estos proyectos apuntan a un tráfico insuficientemente atendido como es el cabotaje latinoamericano, y la creación de filiales tiene el único objeto de poder usar los respectivos derechos de tráfico para poder hacer cabotaje en la región, y el cabotaje local como alimento al regional.
Lo que la política de integración no pudo hacer, lo hacen los empresarios privados, con la diferencia que su poder económico se impone a las falencias políticas de los respectivos gobiernos.
Chile marcó el liderazgo con la apertura de sus cielos, y desde ese país se irradió esta nueva política aérea privada de convertir el tráfico regional en cabotaje.
El paso de American Airlines, luego de su divorcio con Latam y las dudas sobre su futuro, por lo menos con el formato actual, explican este paso estratégico y táctico con Jet Smart, debiéndose tener en cuenta que este grupo tiene ordenes de compra por 100 Airbus, a los que podría sumarse la nueva versión del A220, con un alcance o radio de acción de seis mil kilómetros y una capacidad que oscila entre los 100/130 pasajeros según las diferentes versiones, que parecería ser la ideal para la región.
Es probable que en los próximos años post peste para la región, el pasillo angosto y una capacidad de hasta 130 pasajeros y 6000 Km de radio, sean la llave para la región.
Paso inteligente este de Jet Smart y American Airlines. Ahora resta esperar qué jugada hará el Cartesian Group, podría ser muy sorpresiva.
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