por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Si a ello agregamos el subsidio que se lanzaría a los turistas de países limítrofes para que puedan viajar por el país a bordo de Aerolíneas Argentinas, con el billete bonificado total o parcialmente, es obvio que los países afectados por este “dumping” aplicarían retorsiones simétricas para desalentar a la Argentina como destino turístico, como dijimos en nuestra nota ¿Se puede regalar el turismo?.
Esto nos demuestra que en la argentina somos hasta incapaces para diseñar una política para el turismo y creemos que se trata de “regalar destinos locales”.
El jueves pasado un prestador de servicios turísticos, en una conversación privada, me criticó ferozmente por mis comentarios desfavorables al programa de “Previaje”. Le insistí en su costo fiscal, al tiempo que le explicaba que el sector reclama disminución de impuestos y subsidios a la vez, lo que es una incoherencia total, sin dejar de reconocer que la presión fiscal sobre el sector privado ya es angustiante y causa de que muchos proyectos elijan otros destinos.
El stock de inversión extranjera en el país es menor al del año 2010, ronda los u$s 85 mil millones, pero la mayoría fue sólo reinversión de utilidades, esto es lo que nos debe preocupar.
Francamente, no sé si en el mundo se pretende facilitar el turismo regalando billetes aéreos o reembolsando parte de los gastos, más bien la cosa va por el reintegro de los impuestos que no gravan las exportaciones, como las compras que hacen los no residentes u otros beneficios al consumo que no tienen costo fiscal para el Estado, que promueve el sector privado. Debemos tener presente que esto también ocurre en destinos con gran movimiento turístico, en países en los que la llegada de viajeros duplica su población.
Una vez más diré que el subsidio debe tener un destino muy recortado, jamás debe dirigirse a la “oferta” sino a segmentos de la demanda, y sólo para poder usar servicios públicos esenciales, como educación, energía, agua, salud o transporte, por dar algunos ejemplos.
No parece razonable ni de sentido común subsidiar al turismo, ya que debemos reconocer que hay otras necesidades básicas prioritarias como las que componen la base de la pirámide de Maslow que, si bien incluye el descanso, lo es en función del trabajo diario, no en el concepto de “ocio” vacacional que ingresaría en la segunda o tercera fase de su pirámide, ya que no constituirá una necesidad de carencia como lo serían las del primer escalón.
Me animo a decir que el turismo es una actividad muy compleja para dejarla en manos de los gestores de la actividad, el turismo como tal debe formar parte de políticas coherentes de gobierno en la que las diferentes variables tenga comportamientos previsibles y no dependan de necesidades “políticas de militancia”.
El turismo debe integrar ese bien intangible que llamamos “bien común”, que es la finalidad de la política en cuanto idoneidad para gobernar y dirigir el Estado.
Por último insisto, este tipo de beneficios en general es más aprovechado por los que ya estaban dispuestos a viajar, pero debemos tener en cuenta su costo que pagamos todos los contribuyentes, incluso los pobres cuando compran un bien gravado con impuestos internos o indirectos.
Lo otro que debemos prever es que todo “dumping” genera una reacción retorsiva hasta tanto cese el precio que no responde al costo de producción de un bien o servicio.
Brasil ya avisó, y lo hizo con relación al impuesto del 30%, "impuesto solidario" que se impone a la compra de moneda extranjera, paso imprescindible para poder “hacer turismo”, y ese impuesto es un disuasivo al emisivo o turismo de importación.
Nosotros también criticamos en este PDA el 19 de diciembre de 2019, cuando se presentó el proyecto del impuesto solidario al dólar que lo llamamos “impuesto al turismo”.
Ese “impuesto solidario” tendrá su efecto “bumerang”, como lo es la brecha del 80% que hay entre el tipo de cambio oficial, el “Blue” y otros legales como el MEP y CCL.
El “mamarracho” es algo mal hecho o ridículo, y ese tipo de impuestos conforman un mamarracho que además es para perjuicio de todos y bien de ninguno.
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