por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. @007Rizzi
La economía argentina desde hace decenas de años es una de nuestras mayores aporías, sea con aire académico, sea como muestra de sensibilidad social, sea como expresión progresista, siempre llevamos a la práctica ideas que vienen de fracaso en fracaso y que agravan las cuestiones que se pretenden resolver. Nos empecinamos en la irracionalidad.
Una consecuencia, la más grave en mi opinión, es que: “Durante la última década, el Estado argentino no ha logrado reducir los índices de pobreza. Este desempeño va a contramano de lo que ocurre en la región: prácticamente todos los países de América Latina lograron hacerlo de forma sostenida. Las dificultades para combatir la pobreza en nuestro país no se originan en un gasto público insuficiente: Argentina es el segundo país de América Latina que más invierte en protección social.” Asi comienza un informe publicado por el CIAS en diciembre pasado que se titula “Mapa de las Políticas Sociales en la Argentina. Aportes para un sistema de protección social más justo y eficiente”
La primera consecuencia que uno puede sacar es que la “pobreza”, que estimo en un 70% de la población, y la movilidad social descendente que viene ocurriendo, son más bien consecuencia de gastar mal que de falta de recursos, y eso incluye el “PreViaje” que pretende convertirse en “política de estado” por su supuesto virtuosismo.
En otra parte dice ese estudio: “Chile y Uruguay gastan entre la mitad y dos tercios, respectivamente, en protección social en comparación con la Argentina, pero tienen índices de pobreza que representan un tercio de los niveles argentinos”.
El “PreViaje”, un programa que reintegra el 50% del gasto turístico, tendrá un costo fiscal de alrededor de 35 mil millones de pesos, un poco menos de u$s 340 millones al cambio del MULC.
Además hay otros subsidios no explícitos como el “aporte de capital” que el gobierno le hace a Aerolíneas Argentinas todos los años, cada viajero que usa sus servicios recibe en números simples un 30% de subsidio, teniendo en cuenta que el subsidio, en grandes números, es más o menos un 30% de su facturación.
Sumemos los 340 millones de dólares que le cuesta al estado el “PreViaje” más los 600 millones que se lleva Aerolíneas Argentinas, cada año, allí tenemos mil millones de dólares que podrían eliminarse de un plumazo, con lo que se podría ajustar a la baja el déficit fiscal, o en su caso asignarlos a otras prioridades que están por arriba del turismo.
Es obvio que con su esquema actual Aerolíneas Argentinas es inviable, viene perdiendo dinero desde 2008, y creo que a lo largo de su historia se cuentan con los dedos de una mano balances o estado de resultados sin pérdidas.
Su historia es la mejor prueba de su inviabilidad, en un estado que gasta más de lo que recauda.
Personalmente pienso que Aerolíneas Argentinas podría ser sustentable, pero ello exigirá no sólo un cambio radical en su gestión, sino en una reconfiguración de su operación y alianzas comerciales.
Mientras la empresa sea un destino militante, o como en la era Macri, que se la intentó mejorar sin cambiar su estructura y dinámica actual, en medio de una política aérea errática y calamitosa, su destino fatal está sellado, es solo cuestión de tiempo.
Un eventual fracaso de la negociación con el FMI, o una simple prórroga de plazos de pago, que sería lo mismo, podría ser la “hora señalada”.
Lo más preocupante es que no advierto en ninguno de los partidos políticos, y mucho menos de este gobierno con funcionarios venidos de Siruela, el pueblo español, donde quien no sabía leer ni escribir tenia escuela, preocupación por este problema.
La polémica aérea no se limita al aeropuerto de “El Palomar” o las llamadas “low cost”, la prioridad en el segmento es el transporte, y de alli para bajo se deben proponer políticas específicas para cada medio de transporte marítimo y fluvial, ferroviario, vial y aéreo.
Respecto al aéreo, la conectividad internacional está garantizada por varias líneas aéreas que desde distintos orígenes operan en el país.
Aerolíneas Argentinas actualmente es un medio para facilitar el turismo de importación o emisivo. Su misión es la inversa, el 75% de sus ventas para los vuelos internacionales deberían hacerse en el exterior, si no tiene capacidad o vocación para ello, sus servicios de largo recorrido carecen de sentido.
El turismo y Aerolíneas Argentinas son muestras de nuestras “aporías” políticas que nos empecinamos en concretar dilapidando recursos financieros de los que se carecen.
Si hiciéramos un cálculo sofista y de tipo populista, si el Estado no hubiera gastado ocho mil millones de dólares en Aerolíneas Argentinas desde 2008, hoy la deuda con el FMI seria de u$s 36 mil millones.
Ese dinero salió de la deuda que nunca dejamos de repudiar…
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