por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay
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Como podemos ver, con este panorama tan desalentador, cuando estamos a poco más de 90 días de inicio de la más alta temporada de turismo en Uruguay, nadie, sensatamente, puede hacer vaticinios con visos de seriedad y mucho menos intentar precisar planes de acción que incluyan marketing, promoción, y algún tipo de propuesta más o menos sostenible.
Alto turismo receptivo
Los hechos demuestran que en la actualidad, con pandemia y sin vacuna, el turismo debe olvidar la masividad y apuntar hacia este mercado que incluye eventuales clientes para viajes a forfait bien determinados como por ejemplo: lujo: rural; temático, entre otros por el estilo.
Todos ellos deberían ser protocolizados a grandes rasgos, es decir en líneas generales, como los productos de alta costura.
Habrá que determinar, más temprano que tarde los mercados emisores objetivos y diseñar forma de transporte, de acuerdo a cada área específica.
Por ejemplo, para que el Enjoy Punta del Este, ya no digamos funcione, simplemente para que decida reabrir sus puertas, habrá que incluir en sus protocolos, determinadas características de hospedaje que evite tener que confinar a sus clientes a cuarentena obligatoria. No vienen si no hay juego y no se les puede llevar la ruleta a la habitación. Tampoco hay vuelos regulares suficientes para desarrollar la estrategia ideal. Habrá que diseñar chárteres con protocolo exclusivo (suponemos que el Enjoy ya los debe tener redactados).
El resto de los hoteles resort del país, más algunos de los cinco estrellas capitalinos, tienen áreas comunes que en "circuito cerrado", bien podrían ser émulas del paraíso para determinados eventuales clientes que hoy están confinados en sus departamentos en el mundo entero.
Llegados a este punto, hay varias preguntas que requieren respuestas urgentes.
¿De dónde traerlos?
¿Con cuáles protocolos?
¿De quién es la responsabilidad de la iniciativa?
Alto turismo interno
Cuenta de arranque con grandes ventajas:
- Público objetivo - Es el viajero frecuente, el que va a Europa, a Norteamérica, Caribe y otros destinos llamados exóticos, el cual está ávido del ocio, el relax, la gastronomía diferente, las experiencias distintas.
- Tiene poder adquisitivo para adaptarse.
- Tiene locomoción propia.
Pero:
Está experimentado en comprar bien, no regala su dinero, es exigente.
Hay que cambiar el chip en la mentalidad de los anfitriones, habrá que ponerse "a la altura" de los prestadores de servicios "de afuera".
Programar entretenimientos, shows, etcétera.
El turismo interno tradicional
Es el que está más comprometido. Su público objetivo, clase media, trabajadores, pasivos, es el que paga más caro las consecuencias económicas de la actual crisis.
Los hoteles de dos y tres estrellas, los hostels, las residencias turísticas, deberán replantearse la estrategia y enfocarla (hasta que aparezca la vacuna, hasta que "cambie el viento", hasta que resucite la clase media argentina, hasta que se abran las fronteras de verdad, en el mercado interno, su público objetivo es el uruguayo, principalmente, "el de a pie".
Buscar atraer clientes y apuntar hacia la mejor rentabilidad de cada unidad de su estructura. Agregar camas, literas, cuchetas, lo que quepa, en cada espacio. Ofrecer planes que excedan el simple desayuno. La media pensión y hasta la pensión completa será valor agregado. Máquinas con bebidas y café, etcétera.
Segmentar, compartimentar áreas
Como nunca, funcionará este concepto. Respecto a las milanesas de Mallmann, no importa si las cobra dos mil pesos o dos mil dólares cada una, el asunto es que captemos clientes dispuestos a pagar esos precios. Los hay, en todos lados. Por ello es muy importante no "patalear" más, si en las playas de Montoya o José Ignacio un agua mineral de medio litro cuesta 200 pesos o doscientos dólares. Es más, sonará antipático, clasista o como quieran, pero la Nueva normalidad apunta a cambiar mucha cosa o mejor expresado, a confirmar tendencias. Lo que tanto se ha dicho en broma acerca de que en la entrada a La Barra se "instale" un "peaje imaginario" es cada vez más posible. No hablamos de prohibir la entrada a nadie, hablamos de negocio y ese es un producto que puede tener muchos más clientes que los que tiene y dejar dividendos impensados a las arcas del Estado, engrosando en primera instancia las de los particulares. De una vez por todos, dejemos de ser hipócritas. No reclamemos por reclamar, además, a la mayoría de a quienes pueda molestar esto que decimos, "Punta del Este no les gusta", prefieren otras playas, otros balnearios, otros departamentos...
Lo mismo ocurre con Destino Termas y puede pasar con Colonia y Rocha. Si queremos que crezca el turismo interno habrá que abordarlo como lo que es, un negocio con fines de lucro. Hay que dejar las sensiblerías y la demagogia para otro momento (por mi parte, para nunca).
Por ello, hay que pavimentar los últimos 19 kilómetros de la ruta que lleva de Salto a Arapey y poner un cajero automático (esta carencia debería provocar vergüenza a las autoridades).
No se puede entender que Daymán siga sin saneamiento...¿de qué Uruguay Natural hablamos?
Pensar en el turista de a pie
Para que el turismo interno funcione, debe funcionar sí o sí la conectividad a nivel nacional, departamental y municipal. Es hora que los tres niveles de gobierno del Estado demuestren para lo que están, que sepan coordinar entre ellos mismos y con el sector transporte interdepartamental, taxistas, plataformas estilo Uber. Un trabajador que decide hacer turismo con su pareja o con su familia, o con amigos, debe tener solucionado el transporte de media y larga distancia, ya sea terrestre o aéreo con una buena oferta, accesible. Tiene que contar con servicio permanente cuando llegue al destino elegido, más allá de la importancia turística que tenga o no, el mismo. El anfitrión de hospedaje debería solucionarle el traslado de ingreso y de salida, proveerlo, incluirlo en la tarifa, financiarlo. Debería existir una agencia coordinadora de Turismo Interno a nivel nacional que se encargue de la generación, mantenimiento y fiscalizacion de la provisión de servicios en los diferentes destinos. Podría depender del Mintur o del área que se entienda. Podría tener entre sus cometidos también coordinar el transporte turístico a nivel nacional a efectos de optimizarlo, de por ejemplo, poder determinar la colocación de una unidad turística para fechas en las que se confirme el traslado de determinado número de pasajeros al mismo destino con fines turísticos y que opere estilo chárter durante todo el período vacacional o de ocio de ese grupo de personas, con el consiguiente beneficio no solamente en el costo, sino en el servicio integral.
Debe generarse un sistema de financiación ventajoso para este público objetivo. Si se puede comprar un pasaje aéreo a Europa en 10 o 12 cuotas sin recargo, debe existir lo mismo para aquellos trabajadores que usen el turismo interno, sobremanera, si no tienen tarjeta de crédito. Acuerdos con los empleadores para descontar del salario. Que el plazo financiado no exceda los doce meses, de modo de facilitar, de asegurar, "el reenganche" al año siguiente.
Giro de 180 grados
Tanto el gobierno como el empresariado, deben coincidir en que hay que actualizar todo, no podemos "seguir pateando para adelante", las decisiones que había que haber tomado hace años.
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