por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay
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Nosotros, al igual que la gran mayoría de integrantes del sector conocemos de primera mano la forma en que Martha Aldunate cumple su trabajo. Del mismo modo que Ariel y como suponemos, en igual medida que muchos otros compatriotas que prestan este u otro tipo de servicios en nombre de nuestro país en el exterior, no podrían haber pasado treinta años de sus respectivas vidas en funciones si no hubiesen cumplido a satisfacción.
Nosotros podemos dar fe que en estos dos casos, los hemos visto "atar con alambre" más de una situación.
Entendemos que no necesariamente deben ser los únicos que recibieron el mazazo por correo sin más, que no merecían que haya sido de esta forma.
Toda nueva administración tiene el derecho de tomar las determinaciones que a su leal saber y entender correspondan y obviamente, si tienen definido otro plan de acción, si están convencidos que el ciclo de los actuales representantes en el extranjero está cumplido, nadie les podría discutir que hayan tomado la decisión que tomaron, pero lo que sí ponemos en cuestión una vez más, es la forma.
Lo cortés no quita lo valiente; no había necesidad de prescindir de los servicios de estos funcionarios de este modo tan impersonal, frío, alejado de la correspondencia que merecían trayectorias de compromiso, dedicación y sentido de identidad nacional como las de los casos que nos ocupan.
Como integrantes del sector, testigos muchas veces en primera fila de las gestiones en cuestión, expresamos nuestro dolor y solidaridad.
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