Ya en viajes anteriores nos insistieron “tenés que sacar la Prex “. Esta vez hicimos caso. Viajar a la capital porteña con dinero efectivo se convierte casi en una grosería, máxime teniendo en cuenta que la emisión de papel moneda o billete, va notoriamente retrasada con los índices inflacionarios del peso argentino. Pagar con débito o crédito se asimila a un harakiri (300 y muy poco). Por lo tanto, el “boca a boca” induce a la disyuntiva “o llevás Prex o vas a buscar los “arbolitos” de la calle Florida”.