por Guadalupe Rodríguez
LOURDES, FRANCIA

Esta pequeña ciudad ubicada en el corazón de los Pirineos franceses, a 815 km de París, con un impresionante castillo medieval, caminos para practicar senderismo, balnearios de aguas termales y rodeada de varios centros importantes de esquí, se convirtió en un centro religioso católico en el siglo XIX. Desde ese momento, fieles de todo el mundo visitan el lugar para vivir una experiencia maravillosa, con hermosos paisajes de fondo, impulsados por la fe y la devoción.
El 11 de febrero de 1858, una niña analfabeta de 14 años de nombre Bernadette fue junto con su hermana y una amiga a buscar leña a la Gruta de Massabielle. Una vez allí, la joven escuchó una ráfaga de viento y vio una potente luz con forma de mujer que la enceguecía. Este sería el primero de los 18 encuentros entre ella y la Virgen María a lo largo de ese año, hasta el 16 de julio, fecha de la última aparición. Enseguida, y por orden de la Virgen, se construyó allí una capilla, que con el tiempo se convirtió en el actual santuario, con la impresionante Basílica de la Inmaculada Concepción al pie del río, que hoy es visitada por más de 6 millones de personas cada año, durante la "temporada de peregrinaciones", entre abril y octubre.
Peregrinar al Santuario de Lourdes es una experiencia única en la vida. Personas de los cinco continentes, de diferentes edades, culturas e incluso creencias, recorren el camino hasta la gruta, beben el agua del manantial, tocan la roca donde apareció la Virgen, encienden una vela, rezan en el mismo lugar donde Bernadette lo hacía (señalado con una placa) y visitan los lugares en los que ella vivió, como el Molino de Boly, El calabozo, la Antigua Casa Parroquial y el pequeño pueblo de Bartrès. En total el santuario tiene 52 hectáreas, que giran en torno a la gruta, escenario de las apariciones; se puede acceder a él durante las 24 horas y está abierto todo el año.

Antes o después de la experiencia espiritual, la zona es tan rica que da la posibilidad de disfrutar también de los alrededores y el paisaje. Se puede visitar el lago y el bosque de Lourdes, uno de los lugares más idílicos de los Pirineos. En la cima del Pic du Jer hay una cruz que se ilumina al caer la noche y se puede subir con un funicular. A 15 km de la ciudad están las Grutas de Bhétarram, con sorprendentes formaciones geológicas, y muy cerca hay más de cien manantiales termales, de aguas calientes, frías, sulfúricas, etc., que son un verdadero reparo para la salud, como Cauterets, St. Lary Soulan, Bagnères de Bigorre y Luz Saint Sauveur.
Todo en Lourdes pareciera ser mágico. Una combinación única de naturaleza e historia , donde también es posible conocerse a uno mismo.
Más info: es el primer destino de peregrinación mariana del mundo. Lo visitan personas con problemas de salud o para pedir por la recuperación de sus seres queridos.Tres símbolos caracterizan a este santuario: el agua, signo de purificación; la roca, lugar de las apariciones; y la luz, que representa la fe y la esperanza. Imperdible la procesión nocturna. Sólo hay que conseguir una vela y seguir el camino de las antorchas.
FATIMA, PORTUGAL

A 120 km de Lisboa, hacia el Norte, se encuentra la ciudad de Fátima, una de las grandes capitales espirituales del catolicismo, que se incorporó al mapa de las apariciones de la Virgen en el año 1917. Prácticamente toda la actividad se centra en el turismo religioso, alrededor del santuario, que recibe 5 millones de personas al año entre los meses de mayo y octubre. Del total, cerca de 40.000 peregrinos llegan caminando a Fátima, utilizando a la inversa los senderos del Camino de Santiago y sus etapas. Pero como esta peregrinación crece año a año, se están construyendo dos recorridos señalizados con flechas azules y servicios, uno que parte desde Lisboa y otro de Oporto.
Todo comenzó un mediodía del 13 de mayo de 1917 cuando tres niños cuidaban un rebaño en Cova da Iría, a 3 km de Fátima. Luego de rezar el Rosario, como habitualmente hacían, Lucía de Jesús de 10 años, y Francisco y Jacinta Marto, sus primos de 9 y 7 años, comenzaron a construir una pequeña casa de piedras para entretenerse. De repente, vieron una luz muy fuerte y pensando que era un relámpago decidieron partir, pero nuevamente volvió la luz y una imagen muy brillante de una mujer con un rosario blanco en sus manos apareció sobre una encina, donde hoy está situada la Capilla de las Apariciones, atracción máxima de este destino tan especial.
La Virgen les dijo a los tres pastores que era necesario rezar mucho, los invitó a volver allí durante cinco meses, siempre los días 13 a la misma hora, y le fue revelando a la mayor del grupo tres secretos en forma de profecías. Mes a mes, con cada encuentro, se iban sumando miles de personas. Durante la última aparición, en octubre ante 70.000 fieles, la Virgen anunció que era la Señora del Rosario y que allí deberían construir una capilla. Luego, realizó el famoso "milagro del sol", que girando sobre sí mismo como si fuese una rueda de fuego parecía a punto de precipitarse sobre la Tierra.

El santuario está compuesto por la Capilla de las Apariciones, el Recinto de Oración, la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, la Casa de Retiro de Nuestra Señora del Carmen y el Rectorado, la Casa de Retiro de Nuestra Señora de los Dolores y Albergue para enfermos, la Plaza Pío XII, donde hay una estatua de Juan Pablo II; el Centro Pastoral Pablo VI y la Iglesia de la Santísima Trinidad. La procesión de las velas es quizá una de las celebraciones más emotivas que se puedan presenciar y tiene lugar la noche del 12 al 13 de cada mes en conmemoración de la primera aparición de la Virgen.
Puede sorprender ver allí un monumento con un pedazo del Muro de Berlín, pero su significado recuerda el segundo de los tres mensajes que la Virgen les dio a los pastores, en el que habla sobre la reconversión de Rusia al catolicismo. Para tener una visión más general del entorno, se puede tomar un minitren. En los alrededores, no hay que dejar de visitar las Grutas de Mira de Aire, las más grandes de Portugal, donde juegos de agua y luces completan la belleza natural del lugar. Y a tan sóo 11 km está Ourém, una antigua ciudad amurallada con mucha historia, que vale la pena recorrer.
MEDJUGORJE, BOSNIA Y HERZEGOVINA

La historia de este pequeño pueblo bosnio del sur siempre fue especial. Ubicado en una región de conflictos étnicos-religiosos, rodeado de mezquitas y en medio de un mar musulmán, sobrevivió como comunidad católica croata desde hace siglos. Su nombre significa "entre las montañas" en eslavo, goza de un apacible clima mediterráneo, regalo de la elevación y la cercanía con el mar, con una vegetación agreste.
Pero en este lugar la magia del entorno no tiene nada que ver con el paisaje. El encanto inexplicable de Medjugorje está en su gente y en el aire, porque desde 1981, en plena Guerra Fría, y aun todavía, la Virgen María, o La Gospa ("señora" en croata), sigue apareciendo. Desde su primera presencia hasta hoy, más de 40 millones de personas visitaron el santuario y muchas de ellas dan testimonio de su conmovedora presencia, tal vez por eso Medjugorje se convirtió en cita obligada para los fieles, que en cada visita mantienen la esperanza de ver la aparición. Como en todos los lugares del mundo en que la Virgen apareció, luego de dejar su mensaje se retira, y parece ser que en este pequeño pueblo que sobrevivió a la guerra, aún le quedan por entregar tres secretos.
El 24 de junio de 1981, en Podbrdo y a las seis de la tarde, Ivanka Ivankovic de 15 años, Mirjana Dragicevic de 16, Vicka Ivankovic de 17, Ivan Dragicevic de 16, Ivan Ivankovic y Milka Pavlovic vieron a una mujer joven increíblemente bella, con un niño en brazos. No les dijo nada, pero les indicó con gestos que podían acercarse. Durante seis días consecutivos volvieron a entrar en contacto y hablaron con ella. A partir del quinto encuentro, ya una multitud acompañaba a los jóvenes; y en el sexto se produjo la primera y notable sanación de un niño de la zona.

Los lugares para visitar son pocos pero intensos: la catedral San Jacobo, perteneciente a los franciscanos; la Capilla de Adoración, la estatua de la Reina de la Paz, los confesionarios y la montaña. En sus laderas hay caminos que los peregrinos fueron formando con diversas estaciones. La Colina de las Apariciones es la atracción principal, es bastante empinada y una cruz de madera señala la posición exacta donde apareció la Virgen. El monte Krizevar, conocido como el del Vía Crucis, tiene en su cima una gran cruz de cemento de 9 metros de altura construida durante la Primera Guerra Mundial. Es un camino difícil, con muchísimas piedras, pero sorprendentemente en los 32 años que llevan las apariciones no se reportó ni una sola caída ni un solo accidente.
Portal de América - Fuente: www.revistasusana.com