También hemos marcado que esta pandemia ha desnudado las miserias de la especie humana, y los efectos negativos se ven en todos los aspectos, sanitario, económico, social, educacional, emocional, comportamental. Y lamentablemente la política, en su sentido más amplio pues el ser humano es político por naturaleza, pues para convivir tiene que "negociar normas y costumbres", ha sacado todos esos aspectos por la ventana, aunque ni los causantes ni los afectados lo quieran reconocer. Pero todos maniobran con los números en provecho propio, y el bien común termina siendo daño colateral que a nadie le importa.
Alcanza con ver lo ocurrido con cinco de los doce países que más han vacunado en el mundo. Gobiernos, sociedades, medidas, reacciones, capacidades económicas y tecnológicas, logística e institucionalidad diferentes, y por lo tanto también los resultados son diferentes. Aún así, sólo uno (Israel) parece haber "salido" de la pandemia, pero sigue casi que cerrado al mundo. Lo que es claro también es que a pesar de que aparentemente hay un "exceso de información", esa proviene de los países y sociedades donde hay libertad de expresión. Después la prensa de esas mismas sociedades toman la información que les interesa y la difunden. Pero la información de la mayor parte de los países del mundo es parcial, o directamente no existe, ya sea por limitaciones a la libertad de expresión, o limitaciones a la toma y difusión de datos por falta de recursos.
En este año y medio de pandemia, la mayoría de los países del mundo en algún momento vieron exigidos al límite o colapsado su sistema sanitario. Y todos los otros problemas sanitarios fueron postergados o ignorados, lo cual según los especialistas significará un empeoramiento general y pérdida de espectativas de vida durante por lo menos los próximos cinco años. Las vacunas, si bien a la larga serán la principal solución, actualmente han aumentado las diferencias entre los países "ricos" o "bien administrados" y el resto. Hasta hoy se han administrado 2.263 M de dosis y el 12% de la población mundial tiene por lo menos una dosis. Pero después de un mes la situación sigue siendo igual, el 82% de esas dosis han sido administradas en tan sólo 15 países que concentran el 38% de la población mundial: Alemania, Brasil, Canadá, China, EE.UU., España, Francia, India, Indonesia, Italia, México, Polonia, Reino Unido, Rusia y Turquía.
La educación fue afectada en grado superlativo. Hay una generación que perdió una parte importante de su formación, en menor medida en los estratos económicos medios y altos de los países con mejor conectividad digital. Ello hace que se haya disparado la desigualdad dentro de esas sociedades, y entre países, pues la pérdida de educación directamente afectará la competitividad individual y colectiva para obtener mejores condiciones de vida.
Las medidas de confinamientos parciales o totales no sólo afectaron las economías, provocando el cierre de miles de pequeñas y medianas empresas, y la pérdida de millones de puestos de trabajo, sino que también afectaron en mayor o menor medida sicológica y emocionalmente a la mayor parte de la humanidad debido al brutal cambio de las pautas de convivencia.
Y la frutilla de la torta, los medios periodísticos y las redes en gran medida ayudaron a aumentar la información, la desinformación, el miedo, hasta la paranoia, tornando a la humanidad más pobre emocionalmente, completando la labor de los políticos de tornarla más pobre económicamente.
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