Las cifras de actividad económica mostraron una caída del PIB en la primera mitad del año, con lo que Brasil entró técnicamente en recesión. Además, las expectativas privadas que releva el Banco Central de ese país son bastante pesimistas y se han ido ajustando sistemáticamente a la baja desde comienzos de año.

Actualmente los analistas brasileños esperan que Brasil cierre el 2014 con un crecimiento de 0,2%, es decir, una economía prácticamente estancada y con estas previsiones han ido empeorando, a comienzos de año se estimaban un crecimiento de 2%. Para 2015 el crecimiento sería de 0,8%, un crecimiento aún muy bajo.

Esta situación preocupa a las autoridades. Se han venido implementando múltiples planes para reactivar la economía. Pero existe otro foco de preocupación, que es la inflación.

Cabe recordar que cuando una economía presenta bajo crecimiento económico y a la vez altas tasas de inflación, las autoridades se enfrentan a un dilema en el manejo de la política monetaria.

En Brasil, que se maneja la tasa de interés como el dilema está en que si sube la tasa se prioriza bajar la inflación, y si baja, se prioriza estimular el crecimiento económico, pero no se pueden lograr los dos objetivos al mismo tiempo.

Desde mediados de 2013 y hasta marzo de este año, las autoridades brasileñas priorizaron el control de la inflación, con aumentos sucesivos de la tasa Selic, que pasó de 7,25% a 11%.

Luego, en el contexto de caída de la actividad económica, estos aumentos de tasas se suspendieron, e incluso se aplicaron medidas para inyectar liquidez en el mercado y así estimular el crecimiento.

Pero hace un par de semanas, el gobierno volvió a mostrar su preocupación por controlar la inflación, con un aumento de cuarto puntos porcentuales la Tasa Selic.

Actualmente, la inflación en Brasil se ubica en 6,6%, por encima del techo del rango meta, que va de 2,5% a 6,5% y las expectativas apuntan a que tanto este año como el próximo cierre con una inflación de 6,4%.

Los analistas brasileños no ven que esta suba de la Selic pueda afectar de forma importante la inflación a la baja. O al menos eso es lo que se ve en las expectativas de nuestro país.

El  problema es que hoy Brasil se enfrenta a otro obstáculo en su objetivo de controlar la inflación y es la fuerte suba que está teniendo el tipo de cambio.

Actualmente el dólar en Brasil está cotizando a 2,55 reales. Si bien en estos últimos meses se ha dado una importante volatilidad en el tipo de cambio a raíz del clima de elecciones, con este nivel actual estamos hablando de que el dólar en ese país subió en torno a 14% en los últimos dos meses.

Este aumento es más importante al que hubo en Uruguay.

Históricamente Brasil fue un mercado de referencia para Uruguay en materia de tipo de cambio, en la medida que el dólar en Uruguay acompañaba lo que ocurría en Brasil.

Este año se vio cierto apartamiento, es decir, a comienzos de año, el tipo de cambio en Brasil bajaba, mientras que en Uruguay subía. Luego hubo unos meses de relativa estabilidad en los tipos de cambio en ambas economías y, en los últimos meses, ha habido subas del dólar tanto en Uruguay como en Brasil.

Igualmente, la suba en Brasil está siendo más importante a la registrada en Uruguay y esto se refleja en la paridad del peso uruguayo frente al real, que pasó de 10,8 a 9,4 pesos en los últimos dos meses, mostrando una caída del 13%.

Esto significa una pérdida de competitividad de Uruguay frente  Brasil, es decir que Uruguay se vuelve más caro para los brasileños. Y el impacto más directo se puede observar en las exportaciones: a Brasil le conviene menos comprar productos o servicios uruguayos, lo que afecta a algunas industrias en particular y también a la actividad turística.

Portal de América - Fuente: www.espectador.com