Estas pintadas y otras similares no se borraban porque decían que era fruto de una libertad de expresión que, para estos gobernantes, no era aplicable para quienes defendieran el otro extremo ideológico. Y las pintadas con turismofobia se acentuaron una vez las autoridades auspiciaron el alquiler ilegal promovido por Airbnb, que usaba zonas residenciales para disfrute turístico, con el consecuente malestar vecinal; con la pérdida de identidad de los barrios más históricos, y con la inflación disparada de la vivienda para los residentes locales.
Los partidos minoritarios que habían hecho del antiturismo su mantra entraron en el Ejecutivo autonómico balear hace cinco años. Las autoridades llegaron a ir a las ferias turísticas para proclamar que no querían más visitantes en verano, lo que quizás era muy chocante y la primera vez para los turoperadores en escuchar algo así, cuando precisamente todos los destinos van a las ferias a pelearse para que les manden más turistas.
Mallorca tuvo un par de agostos, el de 2017 y el 2018, al límite de la saturación, por culpa de la entrada de una enorme oferta ilegal de apartamentos turísticos en muy poco tiempo. Las infraestructuras de la isla estaban preparadas para aguantar la cifra de visitantes que tenían regladas los hoteleros, pero no para un incremento tan grande como las autoridades permitieron a Airbnb. Pero claro, legislar contra Airbnb era favorecer a los hoteleros, y antes fastidiarnos todos que beneficiarles a ellos.
Ahora, como reveló preferente.com, Mallorca afronta un escenario sin apenas ingresos durante un año y medio, entre otoño de 2019 y la primavera de 2021. No hay precedentes de una economía que tenga que aguantar un año y medio sin apenas ingresos, mientras las arcas públicas deberán sufragar, además de los habituales servicios básicos, unas cargas extraordinarias por el enorme desempleo tras la práctica ausencia de actividad durante unos 18 meses.
La salida de Mallorca de esta mega-crisis recae sobre unos gobernantes actuales cuyo mantra hasta la fecha era abiertamente que sobraban turistas, y que van a tener que ahora la papeleta de liderar una reacción antagónica a sus incansables postulados históricos. De hecho, algunos siguen insistiendo en las tesis de que la isla debía haberse diversificado, sin detallar que quizás con más fábricas y sus gases. Pero hasta ahora, los servicios públicos como hospitales y escuelas se han pagado gracias al Turismo. Y puede que lo más conveniente sea un ejercicio de realismo, aunque implique desdecirse para pasar del “tourist go home” al “tourist welcome”.
Portal de América - Fuente: preferente