Y es que mucho ha evolucionado el uniforme de los asistentes de vuelo desde la década de 1920, dando lugar a una apariencia más profesional y menos sexualizada que la que la industria fomentó en la década de los 60, cuando las aerolíneas recurrían a su tripulación femenina para atraer ganancias y contentar a los pasajeros.
Azafata de Air France en 1946. De la sexualización a la comodidad, así ha evolucionado la moda aérea. Musée Air France
LOS PRIMEROS UNIFORMES
Que el papel del tripulante de cabina, por encima de cualquier otra cosa, siempre ha sido velar por la seguridad de los pasajeros a bordo ha sido algo que ha primado en los más de 100 años de historia de la aviación comercial. Por lo tanto, poseer un uniforme acorde con las tareas resulta una máxima fundamental que no siempre se ha tenido en cuenta. Afortunadamente, eran otros tiempos.
Rudos, bastos y pesados uniformes son los que predominaban a fines de la década de 1920 y principios de la de 1930, cuando las aerolíneas comerciales, ante una total ausencia de creatividad, apostaron por algunos looks que desprendían uno de los tufos más militarizados que se han vivido en la historia de la moda aérea, algo posiblemente entendible si pensamos en el contexto mundial de la época.
Azafata Air France. Las faldas lápiz y los zapatos de tacón reinaban la vestimenta. Musée Air France
Esos uniformes pensados para la durabilidad y no tanto para el confort, pronto dieron un giro hacia un aspecto más femenino y respetable acorde con la clientela que la tripulación recibía a bordo, pasajeros adinerados complacidos por un dress code repleto de faldas lápiz y zapatos de tacón. La capa fue, además, una de las piezas más reconocibles en la industria del avión, y aunque estuvo presente durante muchos años como prenda clave de los uniformes, el código de vestimenta sexualizado de los años 60 la desterró para siempre.
El destape también llegó a la aviación con una tripulación, mayoritariamente mujeres, destinada a alegrar no solo el vuelo, sino también la vista, a los pasajeros. Con una altura y peso específicos y por supuesto solteras, estos fueron algunos de los requisitos que implantaron las aerolíneas durante el proceso de contratación de sus tripulantes.
La tendencia en esta época estuvo basada en lucir pierna y cintura a bordo de un 747 aunque, afortunadamente, no todas las aerolíneas siguieron esta tendencia y este diseño sexista tampoco duró mucho, regresando a los antiguos cánones de elegancia, pero con un toque más profesional.
Azafatas Air France. La tripulación femenina fue la que más sufrió la falta de comodidad en los uniformes de la época. Musée Air France
EL CASO AIR FRANCE
La mejor muestra de esta tendencia la firmó, a finales de los años 60, Cristóbal Balenciaga diseñando los nuevos uniformes de Air France. Una alianza que siguió dando sus frutos hasta 1971, cuando además la casa Balenciaga añadió dos uniformes (invierno y verano) para distinguir a las azafatas de tierra.
Air France, abanderada de la moda francesa así en la tierra como en el cielo, continuó dando fondo, y sobre todo forma, a muchas colaboraciones con diseñadores como André Courrèges, el diseño de la casa Jean Patou para celebrar la llegada del Concorde en 1976 o Nina Ricci, Carven y Louis Féraud bien entrados los años 90.
Desde 2005 hasta la actualidad, el uniforme que lucen los trabajadores de Air France es de Christian Lacroix. La particularidad de este diseño fue crear un vestuario compuesto por un centenar de piezas que pueden combinarse entre ellas, todas ellas elevando el patrón de la elegancia a la francesa hasta los cielos.
Boceto uniforme Air France por Christian Lacroix. Hasta la actualidad, el uniforme que lucen los trabajadores de Air France es de Christian Lacroix. Musée Air France
Y POR FIN, EL UNIFORME MODERNO
Hacía casi 20 años que British Airways no renovaba el uniforme de sus más de 30.000 trabajadores, tanto en tierra como en vuelo. Pero esta tendencia acaba, afortunadamente, de cambiar gracias al diseñador de moda y sastre británico de Savile Row, Ozwald Boateng, quien ha diseñado un uniforme inspirado en el arte de volar, y en el que ha estado trabajando desde 2018, en un proceso en el que han colaborado más de 1500 colegas de la aerolínea, tanto en el diseño como en las pruebas secretas que se llevaron a cabo en tierra y aire.
El resultado es una colección formada por un traje de tres piezas a medida para hombres y opciones de vestido, falda y pantalón para mujeres, así como un mono, toda una primicia en una aerolínea. Y por primera vez en una aerolínea del territorio europeo, también se ha creado una opción de túnica y hijab para los operadores globales.
Modernización, calidad, confort y sobre todo sostenibilidad, una máxima durante todo el proceso de diseño del uniforme, ya que más del 90% de las prendas se fabrican con tejido sostenible a partir de mezclas de poliéster reciclado.
Uniforme de British Airways. Tras casi 20 años sin cambios, British Airways por fin se ha renovado. British Airways
MARCA ESPAÑA
El empeño de Iberia por remarcar su imagen renovada y actual viene ejemplificado por numerosos cambios, pero uno de los más visibles son los nuevos uniformes creados por Teresa Helbig, la primera mujer en diseñar un uniforme en Iberia, lo que subraya su compromiso por la moda y el talento español.
Y es que hoy en día, y como una herramienta fundamental de Relaciones Públicas, no son pocas las aerolíneas que utilizan los uniformes de su tripulación para expresar su identidad cultural. Solo hace falta mirar a Air New Zealand, aerolínea para la que la diseñadora ‘kiwi’ Dame Trelise creó los inconfundibles estampados botánicos que hacen referencia a plantas nativas de Nueva Zelanda en telas de color verde brillante o púrpura para los vestidos y blusas de los asistentes.
Uniformes de Iberia diseñados por Teresa Helbig. El bolso de piel de color rojo, la pieza estrella de Teresa Helbig para Iberia. David Benito/Getty Images
En el caso de Iberia, más de 6.500 empleados lucen cada día estos uniformes en el gran escaparate internacional que supone la aviación. Una propuesta sobria, elegante y funcional que representa un equilibrio perfecto entre las señas de identidad de Teresa Helbig y la (nueva) imagen de la aerolínea.
La colección está formada por una veintena de prendas como vestidos, faldas, pantalones, blusas, abrigos y complementos como bufandas, corbatas, bolsos (la pieza de piel de color rojo es la estrella de los aeropuertos) o guantes realizados en tejidos de calidad y, sobre todo, funcionalidad.
La tripulación, sobre todo la de largo radio, tras más de 10 horas volando, agradece enormemente que se haya introducido la comodidad de un zapato bajo, sin tacón, así como unas zapatillas deportivas. Una muestra más, y seguro que no la última, de la modernización de la aviación. Al fin y al cabo, 100 años no son nada.
Portal de América - Fuente: Condé Nast Traveler