Según un estudio de Appinio sobre cómo se percibe el turismo de masas, el 43% de los encuestados españoles considera que el «turismo masivo» se ha convertido en un problema en España, un porcentaje que es algo más elevado entre los habitantes de las zonas costeras (47%). Por otro lado, los españoles que residen en municipios de montaña (41%) o de interior (40%) parecen estar algo menos preocupados.
Problemas del «turismo masivo»
El turismo masivo se podría definir como el tipo de turismo que se caracteriza por aglomerar gran número de turistas en un mismo lugar. Es un tipo de turismo al que todos pueden acceder a él y más ahora que viajar se considera una necesidad por delante de otros bienes, por lo que se ha democratizado este «turismo de masas».
Siempre ha existido una época de mayor pico de turistas en ciertos destinos, especialmente en agosto, y precisamente ahí radica uno de los retos para Cristina Cabañas, presidenta de Guitart Hotels: «El problema está en la concentración de las vacaciones de verano en toda Europa, algo que obliga a que sí o sí exista masificación. Si estuvieran más repartidas entre junio y septiembre, quizás la concentración no se daría de la misma manera».
Sin embargo, otro factor que juega un papel muy importante en el turismo masivo es que, a raíz de la proliferación de la oferta ilegal de alquiler vacacional, se ha contribuido a esta sensación de «descontrol», ya que tal y como explican desde RIU Hotels, «tradicionalmente, las zonas turísticas han estado bastante bien definidas, con equipamiento y servicios pensados para atender a estos turistas». Pero esa situación ahora está fuera de control.
Mario Villar, diputado en las Cortes Valencianas, portavoz de Turismo y Nuevas Tecnologías, coincide que con el tema de los apartamentos ilegales no se controla el turismo: «El problema está en los que no declaran lo que ganan, que no se sabe que son apartamentos, que la gente los alquila en B. Eso es lo que está produciendo una confrontación con la ciudadanía».
Muchos vecinos de las zonas costeras se quejan del comportamiento del turista que, en opinión de Villar, tiene que ver con que viene más gente, y al final hay más probabilidades de que haya turistas incívicos «Hay gente maleducada y gente educada, lo que pasa es que lo malo siempre destaca, por desgracia».
Cómo combatir el incivismo
El incivismo es, como decimos, uno de los problemas de este turismo masivo, pero ¿puede que un destino pierda su interés, por muy bonito que sea, debido a estas personas que no saben comportarse? Es algo que ya estamos viendo, ya que a la hora de viajar, el 44% de los españoles evita ir a destinos que estén más afectados por este tipo de turismo, es decir, lugares con mucho ruido, deterioro de la naturaleza, comportamiento de turistas inadecuados y donde andar por sus calles resulte difícil.
Desde RIU Hotels creen que para acabar con el consumo de alcohol y drogas en la calle, con los ruidos, peleas y todo tipo de comportamientos incívicos, hace falta «más presencia policial y aplicación de sanciones ejemplares. Así conseguiremos que aquellos que entienden la borrachera como su ideal de diversión no vengan a nuestras costas«, ya que como hoteleros las acciones están limitadas.
RIU Hotels está comprometido con el hecho de acabar con el turismo de excesos y hacer que los turistas disfruten tranquilamente de sus vacaciones: «Nosotros siempre hemos apoyado a las administraciones en sus iniciativas para acabar con el turismo de excesos, aun cuando sus normativas nos hayan obligado a modificar nuestra oferta, como sucedió en Playa de Palma con la limitación del Todo Incluido debido a la aplicación del Decreto contra el turismo de excesos para la mejora de la calidad en zonas turísticas, de enero de 2020″.
Algo de lo que también hablaron Pedro Marín y María José Aguiló en las jornadas de TecnoHotel OnTour Mallorca. En opinión de Marín, presidente de la asociación hotelera de Playa de Palma, «la seguridad y la inversión pública son esenciales, y estamos solicitando más inversión en seguridad para abordar este problema de incivismo».
Hotel RIU Bravo, Palma de Mallorca
Mario Villar, por su parte, coincide también con el tema del refuerzo policial, y apuesta por un modelo de turismo inteligente, es decir, basar el turismo en datos para anticiparse a lo que vaya a venir: «Si en Benidorm somos 72.000 personas y en Semana Santa llegamos a 250.000, sabes que tienes que reforzar la limpieza, la seguridad, los servicios médicos por si ocurre algo…».
Una anticipación que él mismo apuntilla para TecnoHotel: «Todo el mundo cabe en las ciudades, pero ¿de qué forma? No sirve eso de ‘cuanta más gente venga mejor’ porque al final podemos matar la gallina de los huevos de oro».
Respecto a la parte de los alquileres vacacionales, la Asociación de Apartamentos y Viviendas Turísticas de la Comunidad Valenciana (APTURCV) ha firmado un acuerdo con Room Monitor para instalar dispositivos inteligentes en los apartamentos que midan el ruido con el objetivo de acabar con las molestias que algunos turistas causan a los vecinos. «Si te pasas del ruido la primera vez, el sensor te avisa. La segunda vez, te avisa de nuevo; a la tercera avisa automáticamente a la policía», explica Villar.
Y es que, tal y como afirman y reclaman desde RIU, «el empresario en solitario no puede solucionar el problema. Necesitamos inversión pública, inspección para atajar las ofertas ilegales y presencia policial para acabar con el incivismo».
Medidas para combatir la desestacionalización
Sin embargo, en temporada baja ocurre todo lo contrario: hay municipios costeros que quedan casi desérticos, con restaurantes y hoteles cerrados. La actividad cae en picado y, por lo tanto, pasan del turismo masivo a no tener casi visitantes. ¿Esto es un problema que se podría solucionar conjuntamente entre los establecimientos de restauración y hotelería? ¿Es el gobierno de cada municipio el que tiene que ayudar a solucionar esta problemática? ¿De quién es el problema al final de todo esto?
Lloret de Mar es uno de esos destinos afectados por la estacionalidad. Un lugar que pasa de tener más de 60.000 plazas alojativas en pleno veranos a no superar el millar en los meses de invierno.
En Guitart Hotels, antes de la pandemia abrían los 12 meses del año, pero «entre el efecto demoledor provocado por la pandemia y el aumento de los costes de producción, ha sido imposible seguir manteniendo el establecimiento abierto esos meses de temporada baja», asegura Cristina Cabañas, quien añade que «lo que no podemos hacer es abrir a pérdidas».
Sin embargo, los hoteles pueden contribuir a ser “islas de experiencias y emociones”, tal y como dice Cabañas, «dónde no sea necesario sufrir» las incomodidades de según qué destinos turísticos.
La especialización de los hoteles en segmentos concretos puede ayudar a compensar el poder salir y conocer el destino y entremezclarse con la población local. Por ejemplo, en Lloret de Mar, Guitart Hotels tiene un gran resort enfocado a la experiencia del cliente familiar, otro ‘adults only’ y otro para turismo más juvenil. «Cada uno de ellos encuentra en el establecimiento escogido cómo pasar sus vacaciones de la mejor manera, interactuando con el destino cuándo y como quiera».
Hotel Guitart Central Park en Lloret de Mar
Así pues, los hoteles de las costas cierran para evitar pérdidas en invierno, lo que lleva a los restaurantes a cerrar por falta de clientes y, consecuentemente, muchos de los comercios hacen lo mismo, entrando así en un ciclo vicioso negativo para el dinamismo y la propia actividad económica del municipio.
La opción de abrir en invierno
Ana Poley, directora general de La Judería de Vejer, lucha desde su establecimiento contra la estacionalidad intentando integrar su alojamiento con la comunidad local. «Mis socios y yo coincidimos plenamente en la importancia de mantener nuestros negocios abiertos durante todo el año, algo que comenzaron a hacer hace seis años, cuando era totalmente inusual en Vejer. Tampoco queremos ser los únicos abiertos, aunque damos una experiencia integral, pero necesitamos que otros negocios también estén abiertos. Esta apertura de todo el año es vital para que Vejer no se perciba como un destino meramente estacional; no es fácil, pero estamos comprometidos con mantener esta dinámica», explica en su reciente entrevista con TecnoHotel.
Otro de los problemas de la estacionalidad es la falta de un equipo estable tanto en los hoteles como en los restaurantes, ya que son contratados por temporadas. «La retención del talento es esencial para nosotros. Al decidir operar todo el año, también optamos por mantener un equipo de calidad permanente, invirtiendo en su formación y bienestar. Creemos en empoderar a nuestros empleados, haciéndolos sentir parte integral de la experiencia que ofrecemos a nuestros clientes, explica Poley.
Otro turismo es posible
En RIU Hotels tienen claro que en las zonas cercanas a núcleos urbanos es más sencillo llevar a cabo iniciativas que puedan atraer cierto volumen de visitantes en invierno; también se está apostando por el turismo de deporte como senderismo o ciclismo, así como con eventos profesionales y gastronómicos para aumentar la ocupación hotelera y los ingresos de la restauración.
Cristina Cabañas, por su parte, asegura que «los gobiernos municipales solo pueden incidir en la promoción turística del destino en estas temporadas bajas, creando producto e infraestructuras que puedan ser un reclamo para atraer otro tipo de turismo como el senior europeo, deportivo, MICE, académico, etc.»
Y, efectivamente, los gobiernos autonómicos pueden poner medidas. Desde el anterior mandato, en el gobierno autonómico de la Comunidad Valenciana, se lanzó el «bono viaje» para los valencianos con el objetivo de redescubrir su propia comunidad y aumentar los ingresos en temporada baja, lo que incentivó mucho la demanda interna de los valencianos.
Una propuesta que ha seguido en marcha a pesar del cambio de gobierno y que ha hecho que en las tres ediciones del programa más de 400.000 personas hayan disfrutado de estas ayudas para viajar por la Comunidad Valenciana en temporada baja.
Portal de América - Fuente: Tecno Hotel News