Ella era aún una niñita cuando recorría los campos de Rocha con su abuelo. La casa familiar era punto de encuentro y los largos veranos en el campo eran esperados para acompañar los arreos que pastaban en los arriendos vecinos. Uno de sus favoritos era el que tenía, en la cima de una verde colina, esa casa señorial que, en su imaginación, era habitada por duendes, héroes de nuestra historia o príncipes, pero con certeza encerraba grandes misterios infantiles.
Quiso el destino que ya como una joven mujer, Ana Laura Long llegara a México para radicarse por trabajo, encontrara en Alejandro García el amor, y formaran una hermosa familia. La campiña rochense quedó circunscripta a las visitas que, periódicamente, podían realizar desde el hemisferio norte junto a sus dos hijos.
Cuando la casa familiar de los abuelos en Rocha empezó a quedar pequeña, se comenzaron a gestar los planes de adquirir una propiedad en la zona. Sin dudarlo, Ana Laura apuntó a aquella misteriosa mansión en medio del campo.
"Deseábamos tener un lugar que fuera nuestro, y como yo amo el campo, le preguntamos a mi padre por esa finca. Nos respondió que no creía que quisieran venderla: era como la joya de aquella familia, por más que hubiese estado abandonada durante 35 años, oculta tras una espesa enredadera que se la había tragado", relata la nueva propietaria.
Al poco tiempo supieron que la dueña ya había vendido algunas fracciones de campo, y fueron por ella. "Logramos convencerla bajo la promesa de que la íbamos a restaurar. Yo tenía el anhelo de verla otra vez como la había conocido cuando era chica", agrega Laura. Así, en 2016, adquirieron la finca junto con 50 hectáreas de campo, a las que posteriormente sumaron 100 hectáreas más para preservar el paisaje de las poderosas puestas de sol, cuando el disco de fuego se recuesta en la línea del horizonte contorneado de bellas colinas.
Laura encabeza el recorrido por las habitaciones, y nos va contando que desde su profesión de diseñadora de interiores, con un posgrado en Barcelona en mobiliario, interiorismo y restauración, la recuperación de la casa fue un gozoso desafío. En la sala de estar, la mesa de pool tiene una cubierta para poder comer. Llama la atención un aparador restaurado con su frente en punto de cruz, técnica que Laura desarrolla en su studio. Algunos muebles originales fueron rescatados y puestos en valor, y además se trajeron varias piezas desde México, como una mesa de árbol de parota en el comedor diario.
La familia está radicada en Mérida (Yucatán), y utiliza la finca cuando viaja a Uruguay, pero desea que la casa esté en uso, que pueda ser aprovechada por aquellos que quieran vivir la experiencia, y por eso a partir del mes de setiembre se rentará entera. Con sus cuatro habitaciones, puede albergar una o dos familias, un grupo de amigos o de parejas, entre 8 y 10 personas.
Finca ConSentido, se encuentra en el departamento de Rocha, con entrada por el Km. 247,500 de la Ruta 13, entre Velázquez y Castillo. Ya es posible realizar las consultar y reservas aquí ».
"Por su ubicación algo remota, les ofrecemos 'las llaves del patrón', tienes tu personal para limpieza, la cocina con su cocinera, y demás gente que colabora con el día a día del establecimiento rural, para disfrutar de la finca y el campo con su viñedo, es un plan all-inclusive", dice Alejandro. "Pero además nos gustaría generar un atractivo especial en Rocha, que puedan hacer un par de paradas en el camino para visitar un olivar o una productor de quesos, y por qué no, generar una ruta del vino junto a otros viticultores, consolidando el concepto de Sabores de Rocha".
Damos fe de que es una identificación que pudimos disfrutar desde las creaciones de la chef Victoria Urioste: camarones de Valizas cocinados "a la antigua" con jugo de limón, hongo delicioso, empanadas de jabalí, cordero a la olla y una versión propia del tradicional Martín Fierro con membrillos asados y mascarpone casero.
Así como cada plato tiene una historia que contar, cada vino ofrecido por el sommelier Walter Fernández en maridaje también la posee. Así nos explica Alejandro este concepto de identidad: "Este es un proyecto familiar querido, por eso es 'consentido', pero jugamos con la palabra porque también tiene un sentido. De allí que elegimos y dimos prioridad para los vinos a otros nombres que aluden y homenajean a los integrantes de nuestra familia, sus rasgos y características que los distinguen y nos enorgullecen".
Rompecorazones representa al integrante de la familia que por su encanto enamora a las personas que lo rodean, no tiene una connotación negativa sino la de alguien cautivante, seductor. Incondicional es el miembro de la familia que por su amor, colabora sin restricción o limite alguno. Inmaduro es por el proceso por el que transitamos todos y representa el período de la vida en que aún no se ha alcanzado la plenitud.
Las etiquetas fueron creadas por el amigo y artista mexicano Emiliano Gironella Parra, quien las imaginó antes de haber probado los vinos. La del Rompecorazones es especial: fue la ilustración de la invitación a la boda de Alejandro y Laura. Flota en el aire un "sinvergüenza", como no podía ser de otra manera, en su doble significado... ¡Quizás Emiliano ya esté trazando en su imaginación formas y colores!
El viñedo
Desde el patio donde no podía faltar un aljibe, nos dirigimos hacia el viñedo mientras admiramos el corredor de palmeras del jardín. En un declive, comenzamos a divisar las filas de vides que se implantaron en 2018, sobre suelos franco arenosos con abundante presencia de cuarzo, que contribuyen a refractar el sol. Al estar a 50 kilómetros del océano Atlántico, recibe el beneficio de vientos que contribuyen a controlar las temperaturas y prevenir enfermedades.
El viñedo de cinco hectáreas se divide en once parcelas de variedades tintas conducidas en espaldera media a alta, a saber:
- Tannat: Parcelas 4, 5, 6 y 7. Superficie 1,91 ha. Plantas 7619. Rendimiento 8.000 kg/ha.
- Merlot: Parcelas 8, 9, 10 y 11. Superficie 1,62 ha. Plantas: 6470. Rendimiento 6.000 kg/ha.
- Marselan: Parcelas 1, 2 y 3. Superficie 1,33 ha. Plantas 5320. Rendimiento 10.000 kg/ha.
Los vinos
En el año 2020 se realizó la primera zafra productiva, la bodega donde actualmente elaboran es Viña Varela Zarranz, con la dirección general del proyecto vitivinícola del Ing. Agr. y Enól. Federico Peluffo.
Rompecorazones
Tannat 100%, 2021 ($ 650)
Elaboración tradicional con seis meses de contacto con duelas de roble francés. Presenta un color rojo intenso con matices violáceos. En nariz predominan aromas de frutos rojos y negros muy maduros y chocolate amargo. En boca es de potente estructura y gran personalidad. Taninos presentes y redondos. Gran persistencia en el final.
Inmaduro
Blend Merlot 60% Marselan 30% Tannat 10%, 2021 ($ 550)
También finaliza la elaboración con seis meses de crianza con duelas de roble francés, que le aporta taninos sin avasallar su frutosidad. Este vino presenta un color rojo muy brillante. En nariz es franco y expresivo. Se destacan los frutos rojos y sutiles notas minerales. En boca es suave y muy agradable. Presenta una armónica estructura y un largo final de boca.
Incondicional
Chardonnay 100%, 2023 ($ 500)
Para tener un vino blanco en el porfolio, se incorporó éste de uvas de una parcela ubicada en Cuatro Piedras, elaborada por el enólogo exclusivamente para Finca ConSentido, con la particularidad de que Varela Zarranz no vinifica el Chardonnay como blanco tranquilo, únicamente lo utiliza para sus espumosos y su licoroso. Es una revelación para el consumidor de la bodega. Tiene tres meses de crianza sobre lías.
Quienes aún no los hayan probado durante los eventos en que Finca ConSentido se presentó en Enjoy Punta del Este, pueden adquirirlos a través de Tu Wine Bar o al +598 98 989 205.
Completan sus líneas dos ejemplares: Inmaduro Tannat 2020 e Inmaduro Blend 2020, de corte idéntico al anterior. Ambos se diferencian de su añada 2021 en que fueron elaborados con una crianza en barrica de roble francés durante 12 meses, que únicamente podrán disfrutar los huéspedes de la finca.
Portal de América - Fuente: Bodegas del Uruguay