El martes 7 pasado, a escasos minutos del lugar donde disfrutamos la maravilla esteña, en el hermoso entorno de Pinares, nos encontramos sentados debajo de los árboles, junto al hueco de lo que ha sido una piscina, de frente al improvisado escenario iluminado, con el audio pronto para recibir a quienes vendrían a homenajear en lo que fue su casa, al artista Manolo Lima. Véase que no dijimos apenas pintor, aunque haya sido de los más grandes en el rubro.
Con la guitarra llegó el prestigioso neurocirujano Álvaro Córdova y con su aureola de genio, nuestro querido amigo Ignacio “Nacho” Suárez.
Y fue mágico el rato que duró porque con la música anduvimos desde el 1200 hasta nuestros días, y con la poesía volvimos a la Montevideo de fulgores y prohombres, y estuvieron con nosotros Onetti; Estrázulas; Zitarrosa ; Ferrer, pero también fuimos hasta Camilo José Cela, Bach y Yupanqui, por ejemplo.
El homenaje a Manolo Lima con Mariquita a su lado, partió desde San Miguel al mundo, con el prodigioso decir de nuestro hermano de la vida, el inmenso rochense que es Nacho, que una vez más propuso una noche mágica, como tantas que hemos compartido en más de medio siglo.
La fundación Manolo Lima es un lugar de puertas abiertas donde desde que uno ingresa recibe cordialidad y saber, atención y convite, vale llegar hasta allí.