por Ramón de Isequilla, desde Madrid, @ramonpunta
Utilizar en su guerra contra nuestra forma de vida, a las pobres personas que llegan en pateras a España, que ya bastante desgracia tienen con estar obligados a abandonar sus países y entregarse a las mafias que lucran con la trata de seres humanos, para que encima los convierta en instrumentos dialécticos de sus objetivos, es canallesco.
Su intención es que los que defienden a la principal fuente de trabajo y bienestar de España, que es el turismo, condenen a los que llegan en pateras, pero no vamos a caer en su miserable trampa.
Ni los que llegan en avión ni los que llegan en patera son responsables del rebrote del virus (en lo cual volvemos a ser campeones del mundo en mala gestión sanitaria con los peores resultados de occidente), los responsables son el gobierno y los que lo sostienen.
Los que llegan en avión han ingresado el virus, porque pese a las súplicas del gobierno autonómico de Madrid, Barajas es un colador, no se realizan ni test, ni controles, ni seguimientos. Los que llegan en pateras son abandonados a su suerte sin realizar ningún control sanitario ni cumplir con las disposiciones legales de la Unión Europea para cruzar sus fronteras.
El gobierno nacional, único responsable legal en el tratamiento de una pandemia, alegremente y ante el misterioso silencio de casi todos los actores políticos, les pasó la responsabilidad a las comunidades autonómicas, sin ningún tipo de coordinación, con el oscuro fin (según algunos) de echarles la culpa cuando esto explote a los gobiernos autonómicos, a los turistas, a los inmigrantes, a los jóvenes, a las reuniones familiares, o sea todos tendrán la culpa, menos el gobierno.
Todo esto sucede dentro de un escenario, que por repetitivo no deja de ser angustioso, como titula el ABC «El timón de la pandemia ya no lo lleva nadie; es un caos». Decenas de sociedades científicas se suman a la petición de evaluación externa de veinte investigadores españoles.
Le quedan tres semanas a la temporada alta de verano, última oportunidad de la actividad turística de conseguir una asistencia respiratoria para llegar maltrecha pero viva al 2021, esperando un vuelco radical por parte del gobierno y la actuación inmediata del desaparecido secretario de turismo, gritando a los cuatro vientos: “El turismo no es el responsable ni de los contagios ni de los rebrotes, es la víctima”
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