Por qué la ultraizquierda española odia al turismo
Lunes, 24 Agosto 2020 08:36

Por qué la ultraizquierda española odia al turismo

La ultraizquierda, extrema izquierda o izquierda radical (como os guste llamarla) en España en sus variadas manifestaciones, tiene dos enemigos favoritos a los cuales les endilga todos los males de la humanidad, y los convierte en el blanco de todos sus ataques, los verbales y los de otro tipo.

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por Ramón de Isequilla, desde Madrid, @ramonpunta

Estos dos enemigos son la Iglesia Católica y la Monarquía Española. La vinculación del turismo con estos “enemigos” es el germen del odio que le profesan a la principal actividad económica del país, manifestado su rechazo verbalmente siempre y con decisiones de gobierno cuando están en el poder.

El turismo es libertad, trabajo, clase media, posibilidad de ascenso económico y social, es en resumen hacer los que se nos da la gana, sin que ningún burócrata de un politburó nos diga cómo vivir nuestra vida, eso se da de bruces con la ideología comunista.  

La tradición de la Iglesia Católica y la actuación de la monarquía crearon los cimientos del turismo actual español, generando lamentablemente la ira y desprecio de los radicales hacia la actividad turística, confirmando nuestra máxima “cuando la política entra por la puerta, el turismo sale por la ventana”.

Comenzando el análisis cronológicamente observamos que las tres religiones monoteístas consideran el “viaje” a su lugar santo o de principal culto, como hecho sobresaliente en la vida de sus fieles, que a lo largo de los siglos se ha ido fortaleciendo, siendo el antecedente del actual turismo religioso.

En ello España lidera con su Camino de Santiago, convirtiéndose en un referente del turismo internacional durante los últimos doce siglos, siendo la Ruta Jacobea el primer circuito turístico de occidente, y que un Rey de Asturias y la Iglesia Católica sean su factótum y la Fe en un discípulo de Cristo su motivación, provoca un primer repelús en la ultraizquierda española.  

A mediados del siglo XIX varios países europeos ya veían al turismo como una herramienta para obtener divisas y promocionarse en el mundo, teniendo un importante desarrollo en países como Francia, Italia y Suiza, cuestión que todavía no se había desarrollado en España. Y no fue hasta que con Alfonso XIII, en sus políticas más o menos intervencionistas según los distintos gobiernos de turno, incluyó al turismo en su menú de actuaciones, creando en 1905 bajo iniciativa de Álvaro Figueroa y Torres una comisión nacional de turismo.

Durante el mismo reinado, en 1928, se crea el Patronato Nacional del Turismo y se inaugura el primer Parador Nacional de Turismo, hito fundacional del turismo en España, que sirvieron para salvar de la ruina a castillos y palacios históricos. También se crearon los “Albergues de Carretera” que formaron una red de servicio turístico que trascendería su época y fue pionera en su momento.

Esto se potenció con la publicación de un sin número de folletos, libros, cartelería, exposiciones y guías, como la famosa “Guía de Hoteles”, adelantándose varias décadas a las más modernas formas de promoción y el germen de la municipalización del turismo con la creación de las “Juntas Locales de Turismo”.

Al fin de la década del 20 se utilizó las exposiciones Internacional de Barcelona e Iberoamericana de Sevilla como herramientas de promoción turística, elaborando y distribuyendo un inédito material de promoción.

El bisabuelo del actual rey fue un entusiasta difusor de la actividad, estando presente en todos los acontecimientos turísticos de la época, sufragando de su peculio varios de ellos.

Esta identificación con el turismo de la Iglesia Católica y de la Monarquía motivan a los radicales a odiar al turismo, que resistió hidalgamente la guerra civil y la dictadura, teniendo un crecimiento en los 40 años del franquismo que tampoco les hacen mucha gracia a estos individuos.

La guerra civil

La tarea de promoción se vio interrumpida por la guerra civil, pese a los esfuerzos del gobierno republicano de invitar personalidades internacionales con fines propagandísticos, mostrando los barrios de Madrid durante la guerra.

El bando nacional no le iba en zaga, creando en Burgos el “Servicio Nacional de Turismo”, pero como un apéndice del “Ministerio de Prensa y Propaganda”, lo que luego se transformaría en el “Ministerio de Información y Turismo”, consolidando la utilización del turismo como herramienta de propaganda del gobierno, estableciendo a fines de la contienda las famosas “Rutas de Guerra”, generando una intervención total del estado tanto en la elaboración de itinerarios como en la autorización de nuevos hoteles, creación de flota de autobuses, con guías encargados de difundir los “logros” del gobierno más que los atractivos turísticos, centralizando la información en detrimento de las autoridades provinciales.

Estos esfuerzos de ambos bandos demuestran que, pese a los contenidos propagandísticos, hubo una actitud positiva ante el turismo en medio de una guerra, actitud que no fue repetida por el gobierno de turno, ochenta años después durante la pandemia del año 20 del siglo XXI.

La dictadura

Durante el franquismo, el turismo fue casi una “religión de estado”, interviniendo en todos sus aspectos, a nuestro entender en exceso. En los años previos a la creación del Ministerio de Información y Turismo se avanzó en una manera sorprendente, tanto en la concientización en la población española como en la promoción en el exterior.

Aunque las intenciones podrían ser otras, el resultado fue la consolidación del turismo en España, tanto a nivel nacional con la irrupción de las clases medias y la apertura al mundo por medio de la visita masiva de extranjeros.

Terminada la guerra civil, la esperanza de un gran empuje al turismo se vio truncada por la segunda guerra mundial, la pobreza europea y el aislamiento de España.

Dentro de estos panoramas sombríos se siguió avanzando con políticas sindicales y el rol que se le adjudicó a las agencias de viaje, que pese a estar muy reglamentadas y con condicionantes ideológicos, abrió la puerta a la participación privada en el turismo.

Las otrora “Rutas de Guerra” se transformaron en “Rutas Nacionales”, alimentadas en principio por turismo nacional, pero siendo el germen de futuros circuitos turísticos internacionales.

La terminología empleada en la década del 40 demostraba la confusión del turismo con la política, pues lo que hoy llamamos “promoción turística” se lo denominaba “publicidad” y aún más “propaganda turística”.

Aparecieron los primeros folletos y carteles con referencias a las distintas regiones, y pese a no ser prioritario el litoral español, la región de Málaga fue la pionera en destacar que tenían doce meses de clima agradable y se daban los cimientos de la futura “Costa del Sol”, que tenía la ambición de ser la “Riviera Española”, por ello no nos cansamos de repetir al hablar sobre Torremolinos, que “allí comenzó todo”.

Año a año se incrementaban en forma geométrica las publicaciones que difundían los recursos turísticos del país, utilizando materiales que habían sido producidos por ambos bandos en la guerra sin distinción, el turismo empezaba a abrirse paso entre la política.

A los fines de la década del 40 la situación de España estaba signada por el aislamiento internacional y el gobierno franquista tenía muy en claro que el turismo era la herramienta perfecta para mostrar al mundo lo que era España, y en ese momento aparece un objetivo, obtener el apoyo de Estados Unidos, y el turismo jugaría un papel primordial para la tarea.

Financiadas por un discutido sistema de tasas por pernoctación, se crearon oficinas de turismo en el exterior, siendo Buenos Aires la primera, como los vuelos de Iberia a la capital del plata que produjeron las condiciones para la visita de Eva Perón, gestionada por el armador uruguayo Alberto Dodero, hecho que se convirtió en un hito en el cambio de la imagen exterior de España.

La década del 50 estuvo signada por una seguidilla de apertura de oficinas turísticas, en todos los países generadores de importante tráfico turístico, ingresando España en la Unión Internacional de Organismos Oficiales de Viajes, antecedente de la Organización Mundial del Turismo (OMT), organismo de las Naciones Unidas que tiene su sede en Madrid.

Se crearon los primeros slogans que hicieron historia, “Spain is beautiful” y “Spain is different”, fue publicada la primera guía hotelera española en tres idiomas, que excedía lo hotelero al referenciar rutas, ferrocarriles e información general de distintos puntos del país.

También comenzó en la década del 50 la tradición de organizar congresos y ferias internacionales de turismo, que culminaron en 1981 con la creación de FITUR, que hoy 40 años después es el líder mundial indiscutido de las ferias de turismo.  

Durante este período se destacó la figura de Manuel Fraga Iribarne, conduciendo el “Ministerio de Información y Turismo” entre 1962 y 1969, siendo el gestor de la entrada definitiva de España al turismo internacional, creando los cimientos del actual liderazgo mundial, que lamentablemente en este año 2020 por primera vez se encuentra en peligro de perderse si se continua con la insensatez reinante en los gobernantes.

Portal de América

Comentarios  

Todo un documento q hay q guardar. Muy valiente x otra pparte. Felicitaciones.
Muy buena broma D. Ramon, cuando usted pueda hablé de turismo de verdad.

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