Cerré la semana participando en la reunión mensual de SKAL Madrid (todavía por ZOOM), donde el invitado era el Presidente de Honor de la Real Academia de Gastronomía y presidente de la Academia Iberoamericana de Gastronomía, Don Rafael Anson, que nos obsequió con algunas reflexiones muy interesantes.

El tema a desarrollar era “La gastronomía, factor clave para el turismo”, resaltando en su intervención varios  datos, que no por conocidos deben ser olvidados, sobre los aportes de la gastronomía al turismo, en cuanto a cantidad de turistas y elección de destinos, por su influencia. Y dentro de esas reflexiones que nos brindó, destaco su aseveración que estamos viviendo el cuarenta aniversario de la “Gastronomía Española”, que no sólo se convirtió en un producto turístico de renombre, sino que ejerció un fenómeno de apalancamiento del turismo general de España.

Esto nos trajo a la mente la idea, de las cosas que realmente representa España para el turismo  en el mundo:  un país ubicado estratégicamente en el mayor circuito internacional de turismo, con 300 días de sol al año, extraordinariamente dotado de sitios “Patrimonio de la Humanidad”, con una gastronomía, que debido a sus productos naturales y a su elaboración, al mismo tiempo ancestral e innovadora, es admirada y requerida por la totalidad de los turistas internacionales, con una población maravillosa, que trasmite su alegría de vivir y comparte con el visitante sus valores, depositaria de la lengua materna más numerosa y prestigiosa de occidente, presente en todo el mundo, con unos valores humanísticos y religiosos, núcleo de la civilización europea, que se ocupó de difundir y enriquecer en todo el mundo, siendo el primer ejemplo globalizador de la humanidad.

Es un país que goza hace 40 años de paz, concordia y certeza jurídica, bajo una constitución calificada como el espíritu de la  “transición de 1978”, y finalmente con sus calles enriquecidas con sus bares, sus restaurantes, sus parques y plazas llenas de alegría y siempre irradiando un mensaje de felicidad, todo esto ha convertido a España quizás, en el lugar más feliz del planeta para visitar.   

Pero todo ello está en peligro, y no por el virus que nos ataca, sino por la actitud de los gobernantes y de determinados grupos políticos, ya sea en la respuesta a la pandemia o en la utilización de ella para imponer su ideología.

Repasemos los titulares de los principales diarios de la última semana:

Portada de ABC del 14 de noviembre “Adiós al castellano, a la religión y a la libre elección”, “Aprobado el dictamen de la ‘ley Celaá’ que arrincona a la concertada y la religión, y permite al nacionalismo desterrar el castellano”. Con esto se da vuelta al sistema educativo, que fue la base de la forma de ser de los españoles y que enamora a sus visitantes, siendo lo más relevante, que se elimina la posibilidad de estudiar castellano, como lengua vehicular, a las nuevas generaciones de la comunidades autonómicas gobernadas por nacionalistas, salvo que sean hijos de millonarios (como los miembros del gobierno) y puedan ir a colegios privados, privándolos del idioma más rico de dos continentes y disminuyendo su capacidad de comunicarse en su país y en la Unión Europea, ya que las lenguas que les imponen sólo se hablan en su pequeña comunidad, con insignificante presencia en internet y escasas publicaciones relevantes para una cultura general.

Portada del ABC del 13 de noviembre “Bildu, tras el pacto con Sánchez, ‘Vamos a Madrid a tumbar el régimen’. El partido de Otegui presume de ‘la victoria de Euskal Herria’. Prisiones traslada a Txapote, asesino de Miguel Blanco, a un módulo de presos comunes”.

Diario el Mundo 11 de noviembre “Arnaldo Otegui anuncia el apoyo de Bildu a los presupuestos y Pablo Iglesias dice que se integrará en la‘dirección del estado’”. Un etarra condenado e inhabilitado, se integrará a la “dirección del estado español” pasando España a ser gobernada, en contra del mayoritario voto popular, por el brazo político de la banda terrorista ETA, que promete tumbar el régimen del 78, artífice este entre otras cosas, del fenómeno turístico español, que colocó al país en el segundo lugar en el mundo, en ingreso de turistas y en el primero en competitividad.

El Economista 5 de noviembre “El Gobierno aprueba un plan contra las 'fake news' con el que monitorizará la información y podrá requerir a los medios privados. El grueso del control quedará a manos de distintitos órganos del Gobierno”.

Voz Pópuli 7 de noviembre “Bruselas avisa a España contra ‘ministerios de la verdad’ sin aval parlamentario. El Gobierno recula y dice ahora que no monitoriza ‘noticias falsas’, sino ‘campañas de desinformación’ y asegura que habrá un foro que integrará a medios y otras organizaciones”.

Primer paso en la pérdida del derecho de libre expresión y de libertad de información a los periodistas, a los periodistas turísticos también.

La Vanguardia 11 de noviembre “CRISIS SANITARIA: El Gobierno anuncia que bajará el IVA de las mascarillas del 21% al 4%”.
Tele Madrid 12 de noviembre “Las PCR en Barajas, la reivindicación de Madrid en estos meses de pandemia. España exigirá una PCR negativa a los viajeros de países de riesgo desde el 23 de noviembre”. Luego de meses de solicitar la Comunidad de Madrid y los operadores turísticos que se bajara el IVA de las mascarillas y se hicieran obligatorios los PCR para entrar en Barajas y el gobierno afirmar que “Europa no lo permitía”, se desveló la verdad, ahora podremos estar igual que nuestros mejores vecinos.

Llegado a esto pregunto, ¿es posible que en el estado de cosas actual, en este aquelarre de leyes y disposiciones, los gobernantes y gobernados podamos sentarnos con serenidad y criterio para resolver los problemas reales provocados por la pandemia a la actividad turística, o se llevarán puesto al turismo en España?

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