por Ramón de Isequilla, desde Madrid, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., @ramonpunta
Las asambleas generales de los organismos especializados de las Naciones Unidas que se realizan cada dos años, son actos eminentemente burocráticos, donde si bien se discuten y resuelven importantísimos temas para el sector en que actúan, el afinado y estructurado sistema que las rige no provocan mayores sobresaltos, pues todos los temas han pasado por los distintos niveles tanto de sus secretarías generales y consejos ejecutivos, estudiando y consensuando cada resolución, que será sometida a su máximo órgano en las asambleas generales, pues sólo algún despistado puede pensar que en un par de días 160 delegados puedan discutir, resolver y redactar resoluciones que algunas veces contienen cientos de folios.
La labor principal de una asamblea general es legitimar lo actuado durante un período específico y aprobar los lineamientos para el siguiente, y a eso estamos acostumbrados. Pero esta última Asamblea General de la OMT estuvo inusualmente contaminada por tres hechos distintos, pero a nuestro entender periodístico, con un único hilo conductor, lo cual hemos denunciado los últimos meses y lo confirmaremos en una nota escrita entre el final de la asamblea y esta entrevista, la cual hemos reservado para despedir el año con el título “Se quitaron la careta”.
Teníamos la inquietud de conversar directamente con el Secretario General Zurab Pololikashvili, para conocer sus impresiones sobre lo ocurrido en Madrid los primeros días de diciembre, viendo satisfecho nuestro deseo al ser recibidos en su despacho en una entrevista compartida con el compatriota Marcelo Risi, Director de Comunicaciones y Secretario Ejecutivo de la última Asamblea General.
Fue una charla librada de los formalismos, que rodearían normalmente la de un Secretario General de un Organismo de Naciones Unidas y un periodista especializado en turismo, ya que en este caso somos gente del sector, y en lo personal además con 20 años de relacionamiento con la OMT, lo que nos ha permitido conocer todos los vericuetos de la institución y de los personajes que por allí pasaron y los que están en la actualidad.
Nos cuenta el Secretario General que encaró la asamblea con total tranquilidad, seguro sobre sus actuaciones durante el mandato que finalizaba, (en que un 50% del mismo, estuvo sumergido en la mayor crisis sanitaria de la historia moderna, y la peor del turismo, que resultó su principal víctima), a sabiendas que estaba siendo víctima de un ataque personal, que intentaba con un método, legal pero nunca utilizado, de torcer la voluntad de los órganos legales y legítimos que se ponen en funcionamiento para la elección o reelección del secretario general como era este caso, que es el Consejo Ejecutivo, que discute, vota y termina proponiendo a la Asamblea General para su ratificación, siempre realizada por aclamación.
Durante ese período, desoyó algunos consejos que le sugerían que conversara con los distintos ministros, los cuales votarían si se producía la forzada e inédita votación, en la cual debía recibir un mínimo del 75% de los votos presentes, cifra que a la sazón superó holgadamente, dejando que, sin ningún tipo de influencias, cada uno votara lo que decía su conciencia.
Considera que fue llamativo que la Presidente de la Asamblea forzara una votación con sólo la ponencia del representante de Costa Rica, que no fue secundada por nadie y todos los que pidieron la palabra, estaban en contra de votar y pedían la ratificación por aclamación como lo ha sido siempre en la OMT.
Está muy conforme con el resultado electoral, que lo considera un apoyo y una aprobación a su gestión, estando al mismo tiempo muy entusiasmado para encarar los retos que se presentan en un sin duda complicado 2022, producto del rebrote del covid y las consiguientes restricciones a los viajes que se están produciendo, que al igual que el criterio de la OMS, entiende que no ayudan al combate al virus y producen daños irreparables a la economía en general y especialmente al turismo, a lo cual lo más indicado es “viajar con responsabilidad” pero nunca interrumpir los viajes, ni impedir cruzar las fronteras a visitantes extranjeros que cumplan con los requisitos mínimos de seguridad sanitaria.
Respecto al tema del ya famoso numeral 11, aprobado en una forma, (a nuestro personal entender irregular) por la presión ejercida por la Presidente de la Asamblea, manifestó estar en desacuerdo, igual opinión manifestada por el Consejo Ejecutivo, que resolvió el día anterior eliminarlo de la Orden del Día por no haber sido presentado en tiempo y forma.
Llamando la atención que se forzara la creación de esta “Task Force”, que estaba concebida por Arabia Saudita dentro de su campaña para quedarse con el control de la OMT una vez que perdiera, según sus cálculos, el secretario general la elección y quedara prácticamente acéfala hasta una nueva elección, hecho a todas luces injustificado una vez ratificada su elección y su plan de acción para los próximos cuatro años por una mayoría más que absoluta, y asimismo lo considera una comisión superflua, al existir seis “Comisiones Regionales”, una por cada territorio, con total representación de todos los países miembros, en las cuales se debaten permanentemente los temas, que en última instancia intenta ocuparse la “Comisión para Rediseñar el Turismo para el Futuro” , comisión conducida por España y Arabia Saudita, acompañados sólo de un representante de cada región.
Le llamó la atención que en los discursos pronunciados por los miembros del gobierno y la WTTC el día de la “Sesión Temática”, en ninguno de ellos se mencionara el triunfo obtenido en la reelección como Secretario General, ni se lo felicitara.
Con la promesa de seguir de cerca su gestión, informando como medio especializado en turismo, nos despedimos hasta la próxima ocasión, que esperamos sea en Uruguay con motivo de la reunión del “Comité de las Américas”.
Portal de América