por Ramón de Isequilla, desde Madrid, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., @ramonpunta
La historia de la humanidad es la historia de las guerras, pensar otra cosa es mirar al mundo con la visión de la “Generación Netflix”, refiriéndome con ello a los nacidos después de 1980 en España y en el resto de occidente, muchos de ellos niñatos malcriados, que nunca padecieron ninguna privación y piensan que tienen el “derecho divino” de gozar sin pagar ningún precio, de todo lo que construyeron sus padres con inmensos sacrificios y sus abuelos con “sangre, sudor y lágrimas”.
En España, tenemos justamente esta semana el ejemplo de como un parvulario se llevó puesto al principal partido de la oposición, debiendo recurrir a las “personas mayores” para que los salven de la catástrofe.
La pandemia que nos asoló y nos continua amenazando, fue un drama mundial que afectó a los distintos territorios en forma muy dispar, ya sea por sus características, o por la pericia o impericia de sus gobernantes, ejemplo que también tenemos en España; mientras Madrid salía airoso del momento más cruel de la pandemia, pese al ataque recibido por parte del gobierno central y de ciertos sectores de su propio partido, prácticamente el resto del país no cosechaba los mismos resultados, no tanto en las consecuencias sanitarias, que fueron similares, como en las consecuencias económicas y sociales, demostrando que la libertad no es enemiga de la salud.
Cuando vemos que estábamos muy demorados en la estrategia de cómo encarar el turismo post-pandemia, amanecimos hoy con la noticia que “el mundo se encuentra en guerra”, sin saber aún si es una “guerra mundial” o un conflicto localizado, producto del reacomodamiento del orden mundial, donde por encima de la globalización, que mezcla y confunde intereses, se han perfilado dos grandes bloques, el poderoso y claro en sus objetivos, Rusia-China y el débil y confundido EEUU-Unión Europea.
Este complejo panorama geopolítico, cuyos resultados ignoramos, afecta ya hoy al turismo, mostrando el peligro de circular en algunos lugares del planeta, como vemos la interrupción de viajes a lugares cercanos al conflicto y la recomendación a las compañías aéreas de importantes desvíos de los vuelos que unen Europa con Asia y Lejano Oriente, corriendo el riesgo que en los próximos días se interrumpa o dificulte severamente la libre circulación de personas por el mundo, y cuando se resuelva, de la manera que sea, se deberá encarar una nueva forma de actuar en la actividad turística, preguntándonos cuánto tardaremos en conciliar nuestra actividad con las “réplicas” de los terremotos “covid19” y “Putin”.
Una imagen vale más que mil palabras, el tráfico aéreo en Europa hoy.
Portal de América