por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas,Uruguay

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Julio Luis Sanguinetti

Se nos podría haber ahorrado el bochorno de esta designación a fórceps. No es de nuestra especialidad pero esta nombramiento fue el fiel reflejo de lo que ya no queremos más: el nepotismo, la cuota política y todas esas aberraciones de los partidos fundacionales de la Nación que antaño, hicieron que ciudadanos independientes como nosotros, optásemos por apoyar electoralmente al Frente Amplio buscando un cambio. Sí, a la larga, fue peor el remedio que la enfermedad, pero ante la designación del "hijo de", preguntamos: ¿era imprescindible?, ¿no pensaron que el mensaje que se trasmite es el peor?.

Martín Pérez Banchero

Mucho gusto.

El cargo de Director Nacional de Turismo fue un invento del exAsesor; exDirector Técnico de facto; exSubsecretario y exMinistro de Turismo (al final del último período, como lo anticipamos varios años antes), Benjamín Liberoff. Por sus antecedentes negativos como Director de Turismo en la primera Intendencia de Montevideo del FA, con Tabaré Vázquez al mando, cuando el primer gobierno nacional del FA (2005), nuevamente con Tabaré Vázquez en la conducción, fue imposible designarlo ministro, cargo que sin dudas hubiese ocupado, ya que dentro de su fuerza política es considerado como el indiscutido número uno en la materia. Por ello fue "metido" en el Mintur como asesor en aquel momento. Desde ese cargo sin atribuciones de mando, se constituyó en los hechos en el ministro en las sombras, con personal a cargo, tomando decisiones, viajando, asignando publicidad, etcétera. Claro, no le quedaba cómodo ser asesor a secas, entonces lo llamaban y se hacía llamar Director Técnico (cargo que el FA (salvo un breve pasaje, ante mucha insistencia nuestra incluida, que se nombró al final del segundo período por un breve lapso a una desconocida señorita Dogliotti) nunca llenó ese cargo. Desde esa supuesta investidura por ejemplo, en 2014, en Lima, se presentó a una entrevista con el Decano de la Universidad de San Martín como ministro (lo supimos pues llegamos a los pocos minutos que se había retirado y cuando nos dijeron que "había estado el ministro" y nosotros dijimos que en Uruguay había "ministra", se develó la falacia.

Finalmente, el cargo de Director Nacional, con la asunción de Carlos Faggeti, tomó relevancia. Más allá de compartir o no aciertos o errores del mencionado funcionario, lo que resultó indiscutible fue su notoria presencia en diversos aspectos de la gestión ministerial, tanto en el relacionamiento con otros organismos públicos como con las corporaciones privadas del sector. De alguna manera entonces, se instaló en la consideración de propios y ajenos, la función.

Bien, luego de la asunción de las tres jerarquías principales del actual Mintur, el 2 de marzo pasado, a los pocos días se develó el misterio de quien sería el Director Nacional de Turismo. Habían trascendido algunos nombres que..., bueno, dejémoslo ahí. Finalmente se nominó a José Amy. Ilustre desconocido en el mundo del turismo del Uruguay. Se nos dijo que por sus características docentes, encararía fundamentalmente aspectos definidos como por ejemplo, el turismo patrimonial. La explicación de su designación fue claramente en alusión a las cuotas políticas.

Créase o no, cuando aún ni siquiera le hemos conocido, cuando todavía no hemos visto una sola fotografía suya en funciones, nos enteramos que ya no está más en el cargo, que ahora irá a Colonización y que el nuevo Director Nacional de Turismo se llama Martín Pérez Banchero; de ahí el "mucho gusto" del subtítulo.

Según el sitio politica.uruguay.com, Pérez Banchero es abogado, hasta ahora edil del Partido Colorado en Colonia, y declaró "tener muchas ganas" de comenzar esta nueva etapa y trabajar en el área del turismo. Fue Prosecretario de la Cámara de Representantes, candidato a Diputado en las elecciones pasadas y anteriormente también fue candidato a Intendente de su departamento.

Todo bien con las intenciones, pero en los hechos, el mensaje, es desalentador. Es designado para dirigir a nivel nacional el turismo, un señor que no tiene conocimiento de lo que se va a ocupar. El turismo para la clase política, con algunas excepciones, sigue siendo una actividad de orden inferior, como lo demuestra este nuevo hecho.

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