por Sergio Antonio Herrera, desde Punta del Este
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Salvo American Airlines que por obra y gracia de unos pocos compatriotas generó la ruta directa entre Estados Unidos y Uruguay hace unos cuantos años, la cual le ha sido más onerosa que beneficiosa, al punto que últimamente solamente la opera una tercera parte del año, no teníamos vuelos directos a ningún destino de la nación norteamericana hasta que apareció Eastern Airlines, que vino sola, nadie la fue a buscar.

Los actuales propietarios de la marca la adquirieron a la otrora aerolinea regular siendo lo que siguen siendo al día de hoy, una empresa chartera. Precisamente este es el punto que marca un diferencial determinante para medir el nivel de servicio. Operar línea regular en la comparación a operar chárteres, tiene un notorio símil que indica que la empresa en cuestión tiene aviones que vuelan, punto, y casi nada más. Que quede claro, no tiene el "expertise" de una "legacy".

En un país que tenga las cosas en regla en su totalidad a la hora de evaluar su aviación civil, que esté bien servido por aire, o sea para ser aún más claros, que tenga un buen nivel de conectividad aérea, que la autoridad aeronáutica tenga bien delimitada sus funciones entre lo civil y lo militar, que el Ministro de Transporte esté enterado de que existe el transporte aéreo en su territorio y demás, esta situación de Eastern Airlines en Uruguay habría hecho disparar todos los dispositivos de alerta y probablemente (en estos días que calificamos con tarjetas) la habría hecho acreedora de una amarilla, sin discusión.

Pero Uruguay no tiene nada de lo apuntado líneas arriba a pesar de los esfuerzos y compromiso de quienes tienen directo involucramiento con el transporte aéreo como el personal jerárquico de la DINACIA y el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea; la Dirección de Transporte Aéreo del MTOP y obviamente, los concesionarios de nuestros principales aeropuertos.

Entonces leer en redes frases como "Es impresentable e imposible de ofrecer como punto de conexión o si se viaja a Miami con fechas rígidas. Alguien tiene que hacer algo para que cumpla o no dejarla venir más.", en primera instancia nos hace ver la gravedad de la cuestión y a la vez reafirmar el concepto de que para "no dejarla venir más", hay muchos deberes que tenemos sin hacer, por más antipático que suene.

¿Qué hay que hacerse los tontos y "dejarla pasar"?, No!, de ninguna manera, pero tampoco el extremo exigido.

A nuestro entender nuestras autoridades deben hacer lo que está en proceso, evaluación y advertencia, pero en el tono que corresponde, que traducido al "uruguayo" es "masomenosasí": "Muchachos, ¿qué está pasando?, conversemos, veamos como tienen prevista la operación de aquí en más, evaluemos los imponderables, no debe seguir ocurriendo lo que ha pasado, ustedes lo tienen claro, ¿hay algo en lo que podamos ayudarles para asegurarnos la tranquilidad al respecto?".

Y cuando decimos "Muchachos" deberíamos decir "boys", porque esa charla debe ser en inglés con casa matriz.

El PDA tiene información consistente en relación a que las cancelaciones registradas responden a indiscutible fuerza mayor en una coyuntura muy difícil a nivel universal para las aerolíneas, máxime las del tipo de Eastern que son de un tamaño relativo y por su carácter de chartera con contratos vigentes con el gobierno de EEUU.

Lo ocurrido da para molestarse y hasta para enojarse, pero en primera instancia deberíamos molestarnos y enojarnos con nostros mismos, con nuestro Estado que desde hace décadas hace siempre las mismas macanas y por ello no terminamos de aprender que la aviación civil es algo que debemos atender con suma prioridad y destinarle el presupuesto que es imprescindible más temprano que tarde, para que de esa forma tengamos instituciones "como Dios manda" y con ello, elevacion del prestigio-país.

La problemática de los radares; del ILS (instrumental para operar con clima adverso); del precio del combustible y de varias cosas más que "no invitan" tácitamente a los operadores aéreos que no están en Uruguay a que vengan y se lo pone complicado a los que sí están para que no se vayan, son temas recurrentes a los que "hay que entrarles de una".

Por lo tanto, ni muy muy ni tan tan, con mesura, hay que sacudir la melena y ordenar la casa.

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