por Sergio Antonio Herrera, desde Madrid

Fue una presentación que atrajo a una platea poco numerosa. Quizás la transmisión en streaming hizo que hubiese casi tantas personas encima como debajo del escenario.

Hubieron varias presentaciones virtuales y entre las que tuvieron destaque vimos la de Chile y la de Perú. Dentro de las presenciales fueron muy precisas y acordes con el tema, las de Guatemala, México y Uruguay.

Harris Whitbeck, periodista y escritor guatemalteco lo anunció y cumplió, dijo que hablaría algo más de un minuto, tiempo que le dio para ofrecer un mensaje concreto y positivo.

Miguel Torruco, el experiente ministro mexicano utilizó todo el tiempo que le dieron y presentó cifras y características del turismo azteca de un modo preciso y ameno.

El uruguayo Tabaré Viera hizo gala de sus dotes oratorias y si bien fue el que se excedió más en el tiempo, a nuestro entender fue quien de ajustó más a la temática requerida que invitaba a interesar eventuales inversores (compartimos su mensaje completo).

La ministra hondureña Yadira Gómez leyó (y muy mal) todo lo que dijo.

Los brasileños siguen como históricamente, de espaldas a una región que habla español. El único mérito de la viceministra de turismo norteña Ana Clara Lopes fue no usar la gastada advertencia de anunciar que hablaría en portuñol. Lo hizo en portugués y leyendo.

Los ministros de Cuba y Nicaragua ( no se pierdan el video completo del evento mañana) con total rostro pétreo basaron su discurso seguramente en algún otro país de sus respectivas regiones. Solo les faltó jurar que eran el reino de la democracia.

No vimos representación de Argentina, sabemos que a pesar de la equivocada posición del presidente Milei respecto a esta actividad, habrá stand del hermano país y Yanina Martínez estará presente aunque será por un tiempo muy reducido.

Entonces, lo del título, salvo las honrosas excepciones señaladas, el nivel visto en CIMET 2024 hace un rato, confirma que no solo el turismo para algunos países es una actividad poco importante, sino que tampoco les importa pasar vergüenza con sus representantes políticos.

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