por Sergio Antonio Herrera, desde Mallorca, España
Esta reflexión debe tomarse muy en serio a la hora de pensar, escribir, hablar o legislar sobre esta actividad.
No es lo mismo trabajar en el supuesto de más de 1.400 millones de llegadas internacionales de turismo que en la realidad de apenas 742.
No es lo mismo trabajar en el supuesto de más de 4 millones de llegadas de turistas a Uruguay que en la realidad de apenas 2,12 millones.
No es lo mismo entonces con estos números, medir la incidencia de la actividad en el PBI mundial. Lo seguro es que ni por asomo, representa más del 10% como sostiene la OMT.
No es lo mismo tampoco entonces con estos números, medir la incidencia del turismo en el PBI de Uruguay. Lo seguro es que ni por asomo, representa más del 7,5% como sostienen las autoridades de nuestro Mintur.
Entonces
Es mentira que el turismo genera más divisas que la agroindustria.
Es mentira que haya la cantidad de empleos directos de la que se jactan las autoridades del sector. No son 110 mil, son poco más de 45 mil como lo sostiene el Foro Económico Mundial.
Es mentira que ingresen dos mil trescientos millones de dólares anuales por divisas generadas por el turismo. Si nos atenemos al 53% que indica la Academia, estaríamos hablando de unos 1.219 millones de dólares generados por el turismo en Uruguay.
Es mentira que la ley de inversiones haya actuado en beneficio de la infraestructura hotelera en Uruguay, especialmente de su capital, Montevideo. Lo que hizo esta ley, promovida con entusiasmo y hasta con orgullo, por las autoridades ministeriales, fue masificar la oferta y de ese modo, herirla de muerte. Bajaron las tarifas, cayó la rentabilidad y por ende, cerraron varios establecimientos, otros cambiaron de rubro y el resto, pasa penurias.
El relato
Del mismo modo que el "relato oficial", asimilado y difundido por los medios de comunicación masiva, hizo que la opinión pública asimilase a su vez datos erróneos, lo que llevó a que sin pena ni culpa, el gobierno de José Mujica cometiese la herejía de cerrar Pluna. En la actualidad, ese relato, como en épocas pretéritas, ungió a Pedro Bordaberry o a Héctor Lescano en el podio de los secretarios de Estado con mejor imagen, supo tener a la gestión de la actual ministro Liliam Kechichian en similar estimación.
Por lo tanto
El gobierno que llegue el próximo 1 de marzo de 2020, deberá actualizar de manera muy profesional y exigente los datos reales de la actividad y para ello, deberá contratar sí o sí asesoramiento.
Cuando vaya a contratar asesoramiento, obviamente lo último que debería hacer sería recurrir a la OMT o a técnicos relacionados con la misma.
Si decide hacerlo con los fondos que otorga el BID, recomendaríamos buscar otra fuente de recursos. Si no nos han mentido también en eso hasta ahora las autoridades del sector, este organismo prohibe expresamente la contratación de consultores nacionales.
No diríamos que haya que contratar EXCLUSIVAMENTE consultores nacionales, quizás haya que pensar en algunas prestigiosas empresas internacionales pero, en ese equipo, deben integrarse los "dinosaurios vivos" que aún tenemos junto a nosotros, gracias a Dios.
En definitiva
Para empezar a caminar de una buena vez hacia la verdad, deberemos despojarnos de muchos preconceptos y olvidarnos de los cantos de sirena proselitistas y propagandísticos de la clase política.
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