Creemos que estas medidas del gobierno argentino están constituyéndose en un mojón claro, preciso, que indica un antes y un después para la definición de Uruguay de cara a su temporada alta.
Algo adelantábamos en la columna Cardoso a Lacalle: "Abrime, abrime, que vengan los argentinos que tienen casa".
"Es de lo más sensato que hemos escuchado, siempre y cuando se pueda aplicar un control eficiente. Es más, el ingreso de los "que tienen casa", se podría dar a partir de ahora, no habría que esperar a la temporada. Con certificados negativos previos y a la llegada, son los que perfectamente pueden cumplir una cuarentena de siete días sin dramas. Y de esa forma, una vez pasado ese período, contribuirían a mover la aguja sensiblemente. Otro paso intermedio que habría que dar es el de enmendar el protocolo hotelero en todos los destinos turísticos del país, permitiendo que hasta determinada fecha entre los días que corren y por ejemplo, el 15 de diciembre, que los turistas que se alojen en los mismos, hagan la cuarentena de siete días dentro de la propiedad y no, dentro de la habitación, ese período podría darse con una tarifa promocional equis, pero si cumplido el período el resultado del PCR es negativo, ofrecer una tarifa promocional especial para completar una estadía de quince días promedio, algo inusual en la hotelería. Obviamente que ello debería ocurrir en un sistema de circuito cerrado, en una burbuja, donde no salga nadie durante ese lapso, personal incluido. Y por ejemplo, a partir del 15/12, extender los períodos de estadía burbuja a dos semanas, con el mismo sistema, primeros siete días dentro de la propiedad y si el PCR da negativo el séptimo día, hasta el día 14, libertad de circulación exterior".
Nuestros destinos turísticos, especialmente los de la costa, fundamentalmente desde Colonia hasta el Chuy, deberán admitir que no habrá prácticamente posibilidad de llegada para el promedio de la clase media argentina.
Llegarán los propietarios, esos clientes cautivos que tenemos siempre y hacen que nunca la temporada sea rematadamente mala, pero también aquellos ciudadanos de alto nivel adquisitivo, que veranean habitualmente en otros lugares, Brasil, Caribe, Miami y por ello es que advertimos la urgente necesidad de un cambio de chip.
Habrá que acelerar los protocolos de admisión por vía terrestre y estructurar definitivamente los relacionados a vía aérea y fluvial.
De no mediar algún impedimento imprevisto, alguna mala noticia en el curso de la pandemia en nuestro país, la suerte de la próxima temporada estaría echada, tomando precauciones del nivel de las expresadas más arriba, tendríamos algo más que una buena temporada, lo que casi podríamos catalogar como un milagro universal.
Portal de América
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