El acuerdo prevé que los aumentos salariales serán de un 35 por ciento para el período de duración del acuerdo, por encima diez puntos de la propuesta inicial de la empresa. Igualmente habrá algunas mejoras en las contribuciones que la empresa hace para diversos conceptos de los trabajadores, pero no se recuperarán las aportaciones a los planes de pensiones perdidas durante la protesta.
La situación realmente es desesperada para Boeing, que de no reiniciar a la mayor brevedad la actividad industrial tendría problemas financieros aún más graves que los que lleva arrastrando, por lo que ha firmado prácticamente contra las cuerdas.
Ahora, por supuesto no por este acuerdo laboral, Boeing tiene que proceder a ordenar su tesorería y buscar urgentemente liquidez. Según algunas estimaciones, podría necesitar unos 55 mil millones de dólares, lo cual es una cantidad desorbitada. Esto es el resultado de la falta de ingresos, de las pérdidas muy graves de su brazo de aviación militar, de su desastre en la aviación comercial y también de la compra urgente de Spirit, la empresa que construye el fuselaje de los 737, el avión que necesariamente tiene que volver a ser rentable en breve para financiar el agujero económico creado.
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