El protocolo de quitarse los zapatos para pasar por el control, impuesto por la TSA y obligatorio hasta hace dos días, ha llegado a su fin tras veinte años de vigencia. La secretaria del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (DHS por sus siglas en inglés), Kristi Noem, anunció el fin de esta medida el 8 de julio en una rueda de prensa en el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington. Según indicó, el cambio del protocolo se aplicará de inmediato en todos los aeropuertos del país.
La eliminación de esta norma tan incómoda y engorrosa para pasajeros y personal de aeropuerto ha sido posible gracias a los múltiples avances en sistemas de seguridad, además de a las numerosas capas de seguridad que aplica la TSA, explicaba Noam. Es uno más de los pasos que el DHS está dando en pos de “la modernización y mejora de la experiencia de los viajeros en todos los aeropuertos de la nación”.
Aunque la nueva norma se aplica de forma general y simultánea en todos los aeropuertos de Estados Unidos, hay casos específicos en los que se podría seguir exigiendo a los pasajeros que se descalzaran, si fuera necesaria una exploración más detallada. Un comunicado de prensa del DHS incidía en que otras normas de seguridad, como el tan odiado protocolo de sacar dispositivos electrónicos de la maleta o el límite de líquidos, siguen estando vigentes, así como la necesidad de quitarse cinturones, sombreros y abrigos.
El origen de esta norma de la que ahora nos despedimos fue un intento de atentado fallido. En 2001, Richard Reid, al que más tarde la prensa se referiría como “terrorista del zapato”, intentó activar explosivos que llevaba escondidos en los zapatos en un vuelo de París a Miami. Cinco años después, se implementó la norma de forma permanente, ya que los servicios de inteligencia estadounidenses consideraban que el riesgo seguía vigente, tal y como indica la web oficial de la historia de la TSA.
Ahora, gracias a la retirada de la norma, los pasajeros sin TSA PreCheck se unen a la cola de los que ya se libraban de tener que quitarse los zapatos. Este programa ya permitía ahorrarse ciertas medidas de seguridad, aunque hacía falta una solicitud previa, el pago de una tasa y una revisión de antecedentes.
Es de esperar que este cambio de protocolo agilice los trámites en los aeropuertos estadounidenses, en especial los controles de seguridad, algo muy necesario en un verano con cifras récord de viajeros. La TSA examinó a casi tres millones de viajeros en aeropuertos estadounidenses el domingo 22 de junio, batiendo el récord de afluencia de toda la historia de la institución.
“Esperamos que este cambio reduzca considerablemente el tiempo de espera de los viajeros en nuestros controles de seguridad, lo que hará que la experiencia sea más agradable y eficiente”, afirmaba Noem.
Portal de América - Fuente: Condé Nast Traveler