No debe faltar casi nada para que en algún momento en Uruguay pronunciemos la frase del título con naturalidad, por lo lejano, por lo desconocido que puede llegar a ser, ese medio de transporte. El deterioro catastrófico de la conectividad aérea del Uruguay, está en el peor momento de la historia del país y no es solamente por la pandemia. La pasada jornada se cumplieron 25 años de la llegada de American Airlines a Uruguay y coincidió con el anuncio de la nueva suspensión de operación de la ruta a Montevideo a partir del próximo 27 del corriente mes hasta -probablemente- el 17 de diciembre próximo. Ya el año pasado había ocurrido lo mismo y tampoco la determinación tuvo que ver con el Covid 19, se había decidido antes. Está todo tan "dado vuelta" en aviación en el país, que el senador del Partido Nacional Sebastián Da Silva, alarmado por la noticia, no fue a plantearle su preocupación al ministro de Transporte Luis Heber; tampoco al Director de Transporte Aéreo del MTOP Daniel Olmedo; ni al Director de la DINACIA, Gaetano Battagliese o al Director de Transporte Aéreo de la autoridad aeronáutica, Sergio Pérez Lauro, no, el planteo fue al ministro de Turismo Germán Cardoso. Lo realmente extraño no es que American Airlines deje de volar otra vez, lo raro es que haga tanto tiempo que lo hace, cuando es un secreto a voces que es una de las peores rutas en cuanto a rendimiento comercial de la compañía. Casi con ingenuidad, inocentemente, (o quizás todo lo contrario buscando alimentar su molino político) Da Silva afirmó en Subrayado que  aún tratándose de una decisión comercial de una empresa privada, "el gobierno debe hacer gestiones para revertirla" ??????. Si Uruguay pretende “atraer turistas para los hoteles apagados, inversores para tratar de incentivar la mano de obra y residentes que van a venir (…) naturalmente tenemos que tener una conexión (directa con Estados Unidos)”, agregó.