La posición de poder dominante de un solo operador puede derivar en abusos ante la falta de alternativas del cliente, por lo que conviene poner la lupa en la calidad de las operativas y no solo en las tarifas.

En los últimos tiempos se han dado casos inauditos en los pasados años de pasajeros que se han sentido maltratados por errores de las aerolíneas que antiguamente acostumbraban a compensar con diligencia y prontitud.

Sin embargo, casos como billetes cancelados sin devoluciones, o servicios contratados como la selección de asiento que no se dejan aplicar, son algunos de estos ejemplos que están llevando a que los clientes vengan expresando de forma más notoria su malestar.

Existen asimismo aerolíneas con horizontes más estables como la mayor de Barcelona en la que apenas se han apreciado variaciones en la calidad de su servicio, o hasta incluso con mejoras tras años pasados de problemas operativos de gran calado.

El apoyo social a las integraciones de aerolíneas experimentaría una subida si los usuarios perciben que una menor oferta no se traduce en un trato peor, pero nunca por parte del personal de vuelo, sino en la gestión desde las centrales de la operativa interna ante los incidentes.

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