Este movimiento ha generado una profunda preocupación en la comunidad internacional del turismo, ya que se interpreta como una posible alineación estratégica de Georgia con la Federación Rusa. Cabe recordar que fue el propio Pololikashvili quien lideró en 2022 el proceso para suspender la membresía de Rusia en la Organización, tras la invasión de Ucrania, en una postura firme que marcó un precedente dentro del sistema de Naciones Unidas. Sus acciones fueron percibidas como una declaración moral contundente frente a la agresión rusa, especialmente ahora que Moscú sigue sin comprometerse con un alto el fuego.
En el ámbito multilateral, la seguridad y la confianza deben ser los pilares fundamentales para avanzar. De concretarse, este supuesto acuerdo podría acarrear serias repercusiones para Georgia, cuya credibilidad se vería gravemente afectada después de haber respaldado previamente a Pololikashvili durante dos mandatos consecutivos, en los cuales más del 70 % de la Asamblea General ratificó su elección.
Retirar el apoyo a su candidatura para un tercer mandato enviaría un mensaje contrario y minaría la confianza de los Estados miembros que respaldan su continuidad. Una agencia de las Naciones Unidas debe propiciar la paz, la reconciliación y la cohesión social, no la división. Incluir nuevamente a la Federación Rusa en esta ecuación, en el contexto geopolítico actual, va en contra de la seguridad y la confianza que estas instituciones necesitan preservar.
Portal de América - Fuente: The diplomat in Spain