Desde el 1 de enero del año entrante, las funciones principales de las aerolíneas se centralizarán en Alemania, con el objetivo de mejorar los beneficios.
La gestión de todos los vuelos de corto y medio radio será llevada a cabo por la central, cosa que ya viene ocurriendo con el largo radio por razones más comprensibles. La gestión comercial y de producto también se traspasan al grupo, según anuncia Lufthansa.
Todo el proceso de toma de decisiones, de la misma manera, pasa a Alemania, en manos de cuatro grupos gestores que se encargan respectivamente de hubs, tecnología, recursos humanos y finanzas, cada uno de ellos bajo el mando de un miembro del Consejo de Administración de Lufthansa.
Dicho en otras palabras, tanto Bruselas como Viena, Roma y Zurich pasan a ser terminales ejecutoras de las decisiones de Frankfurt. En realidad, se tratará de una única aerolínea, pero con varias libreas y marcas, pero una única dirección.
El modelo es prácticamente el opuesto del que aplica hoy el grupo IAG, en el que las decisiones están muy descentralizadas e, incluso, la matriz hoy está en manos de un ejecutivo procedente de la filial española.
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