por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay
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Lo de la Organización MUndial de la Salud (OMS), es tragicómico, luego de las marchas y contramarchas, de tapabocas sí y tapabocas no, entre tantos desaciertos que le hicieron perder -nada menos-, que el multimillonario apoyo de Estados Unidos, aparece ahora empujando la reapertura de fronteras, cuando el mundo ve con ojos desorbitados como se propagan los rebrotes por Covid 19. Esto ya es conocido, a esta altura de la pandemia no sorprende. el descrédito de la OMS es un hecho consumado.

Pero lo que a la mayoría le cuesta mucho encarar es el tema del transporte aéreo.

Que la mayoría de los aviones estén en tierra, que los aeropuertos estén vacíos y esté casi paralizada la hotelería; la gastronomía y los servicios que atienden al sector, es casi lo mismo que en el sistema financiero no funcionaran las bolsas de valores, no se pudiesen hacer transacciones internacionales y algo más simple, que las tarjetas de crédito y débito estuviesen inhabilitadas y por ejemplo, los cajeros automáticos fuera de servicio.

La fragilidad del negocio aéreo

Por un lado, como consecuencia del cierre de fronteras, y la cancelación de los vuelos comerciales alrededor del planeta, se cortó sin previo aviso el flujo de caja de las aerolíneas. Es tan importante este tema financieramente que se convirtió desde hace mucho tiempo, en la principal razón de ser de las aerolíneas. Con un margen de contribución escaso, promediando el 2 o 3%, muchas aerolíneas a pesar de tener de modo continuado balances negativos, igualmente seguían operando a causa de este gran detalle.

Por ejemplo, American Airlines fue la última aerolínea estadounidense que en noviembre de 2019, terminó presentándose al ya recurrente Chapter Eleven, recurso incluido en la ley de bancarrotas de Nueva York, al que por ejemplo este año se sumaron Avianca y Latam Airines. Ésta última con una deuda de 10 mil millones de dólares, se acogió a esa opción que le permite seguir operando mientras deja de enfrentar sus obligaciones, a la espera de la refinanciación.

Hace algunos años, compartiendo un café en Santiago de Chile, un ejecutivo de American nos comentaba: "Sí, tenemos números rojos de entre 300 y 400 millones de dólares al final del ejercicio, pero el "cash flow" es de cinco a seis mil millones de dólares".

Así gráficamente, se puede explicar la causa de la grave situación por la que atraviesan todas las compañías aéreas del mundo, salvo muy escasas excepciones.

IATA tomó la delantera

Hemos expresado hasta con ironía en las redes, la urgente aparición de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo diciendo que el Distanciamiento Físico Sostenido (DFS) que ordenan o sugieren las autoridades sanitarias del universo, dentro de un avión no es necesario...

Que los filtros Hepa, que la recirculación del aire, que...

Traducido: si se cumpliese en los aviones el DFS, las tarifas aéreas se multiplicarían por cinco, por seis y allí, el DFS sería automático, espontáneo...

Entonces

Para que se abran las fronteras, hay que reactivar las mallas de vuelo.

Para ello, hay que tener clientes.

Usted en este momento, ¿se sube a cualquier avión?, ¿Viaja a cualquier destino que tenga un "sello de seguridad" como los que hemos denunciado por increíbles?.

Todo esto es lo que hay que tener en cuenta a la hora de reclamarle a los gobiernos la apertura de las fronteras.

Todo indica que en Uruguay se está haciendo casi todo de modo ejemplar.

En lo que va de la pandemia se ha ido perfeccionando el sistema, para nuestra propia sociedad y en los lugares de ingreso, en lo que marcha en punta el Aeropuerto de Carrasco. Ello podría darnos la esperanza de que en no mucho tiempo podamos comenzar el "origen seguro-destino seguro", pero tiempo al tiempo, aunque las barbas ardan.

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