por Ariel Badán Carreras, desde Córdoba
Una industria que parece no despertar el interés del nuevo presidente ni de su equipo, y menos de sus asesores, es el turismo.
Por ello creo oportuno citar a Carlos Garrido, docente investigador de la Universidad Internacional de Ecuador que dice: “ El turismo es una de las actividades más “democráticas” del sector productivo, debido a que cuando un turista nacional o internacional llega a un destino, existen muchos beneficiarios, tanto del sector (hoteles, restaurantes, aerolíneas, etc.) así como de actores que no pertenecen al medio turístico como artesanos, transportistas, taxistas, vendedores ambulantes, y muchos más, los cuales, de mayor o menor manera, se benefician económicamente de las actividades que los turistas realizan.”
La industria turística, tanto de ocio, como MICE y todas las nuevas categorías como turismo salud, enoturismo, astroturismo, entre otras, genera 6.000 millones de dólares al año y es el cuarto complejo exportador argentino. Pero no es sólo una fuente de ingresos, sino también como principal fuente de trabajo genera una importante cantidad de empleos directos y posibilita además un considerable número de empleos indirectos. Pero las estadísticas disponibles no permiten determinar la dimensión exacta de este fenómeno.
En Argentina, según estimación de World Travel & Tourism Council (WTTC), el Turismo en 2022 representó casi 1,4 millones de empleos, es decir, el 10,5% del total de los puestos de trabajo registrados en el país, tan solo 6,9% por debajo de los niveles de 2019.
Pero no sólo genera empleo, riqueza y divisas para los Estados y sus ciudadanos, sino que también, a través de esta actividad, muchos países han logrado valorar las riquezas naturales y culturales que tienen en sus territorios, parques y reservas naturales, así como patrimonios culturales que son hoy parte de la oferta que han visto en el turismo una actividad sustentable, permitiéndoles mantenerse gracias a los ingresos que dejan los visitantes.
Uruguay en 1986 y Ecuador en 1992 fueron los primeros países de Latinoamérica en crear un Ministerio de Turismo como ente rector que lidera la actividad, el desarrollo sostenible y la competividad del sector, ejerciendo sus roles de regulación, planificación, gestión, promoción, difusión y control. El Embratur (Instituro Brasilero de Turismo), fundado en noviembre de 1966, es la Agencia de Gobierno que fue creada ante la necesidad de políticas públicas de promoción y regulación que son vitales en el desarrollo de esta industria conjuntamente con el Consejo Nacional de Turismo, todo en la presidencia de Alencar Castelo Branco.
Por su parte Chile en 1975 crea el Servicio Nacional de Turismo (Sernatur). “Somos los encargados de promover y difundir el desarrollo del turismo en Chile impulsando, a través de políticas y programas de gobierno, destinos y atractivos turísticos nacionales dentro y fuera del país, para contribuir al desarrollo económico, social y cultural de Chile” es la razón de ser del instituto.
Perú, con su Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, Colombia con su Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y el resto de los países del orbe son conscientes de la importancia de esta industria.
El turismo se ha convertido en un importante factor de desarrollo socioeconómico de los países, como consecuencia de que el desarrollo local, endógeno y regional, se considera entre las estrategias que permiten el progreso de un territorio, ya sea una localidad o región. A este resultado han contribuido el proceso de globalización, la creciente descentralización de las políticas públicas y la retracción del "Estado de Bienestar", que tenía entre sus funciones brindar servicios básicos a la población a fin de propiciar una mejor calidad de vida.
Todo parece ser minimizado en el programa de gobierno del nuevo presidente de los argentinos, que entiendo es más por desconocimiento que por minusvalorar la industria turística en Argentina y también por el desconocimiento cabal de los integrantes de su equipo de gobierno.
Manifestaciones como “No creemos que sea para nada necesario actualmente que se fomente el turismo a través del Estado, cuando la mayoría de los chicos no tienen para comer” de Eugenia Rolón, encargada de comunicaciones y redes de LLA, y de la diputada libertaria Marcela Pagano quien expresó: “No establecer políticas turísticas, sino mejorar el estilo de vida del pueblo”, que también dijo “Consideramos que, si emprolijamos la economía, el ciudadano sea el que motorice el turismo”. Se reitera que estos pensamientos obedecen más al desconocimiento e inexperiencia, y que merecería por parte de los nuevos responsables del gobierno un análisis más profundo con el apoyo de los dirigentes del sector que mucho pueden aportarles.
Y lo inevitable hoy a días de asumir el nuevo gobierno es preguntarse: Quién va a dirigir y cómo los destinos del turismo argentino ?
Otra pregunta es de quién dependerá? del Ministerio del Interior ? .. de Economía ?....Ta-Te-Ti…!!!
Y el funcionario responsable..? Ta-Te-Ti ..!!
Será Valentín Díaz Gilligan? que fue director General de Promoción Turística del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires entre 2013 y 2015.
Será Matías Santos? quien tuvo un paso por la Agencia Córdoba Turismo y fue jefe de Asesores del Ministerio de Turismo (con rango de subsecretario) durante la presidencia de Mauricio Macri.
Será Hernán Lombardi? que estuvo a cargo de la Secretaría de Turismo de la Nación e interventor de la Administración de Parques Nacionales (APN) durante el gobierno de Fernando De la Rúa.
También, podría ser Gustavo Hani, presidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT), uno de los máximos representantes del sector privado a nivel nacional quien mantuvo una reunión en su oficina privada con Diana Mondino, posible canciller de la República Argentina, quien ratificó que el turismo “no es prioridad” para el nuevo gobierno y reconociendo que no tienen ningún plan para desarrollar la actividad como tampoco un equipo ni referente para comandar la industria.
Tal vez se salve el Instituto de Promoción Turística (Inprotur), dado que podría mantener su espacio de trabajo en virtud que se solventa con ingresos propios, a través del 7 % que se incluye en la tarifa de los pasajes aéreos, marítimos y fluviales al exterior que abastecen al Fondo Nacional de Turismo. Aunque no contaría con otros fondos del Estado y sería íntegramente abastecida por el sector privado.
Por el momento el panorama es incierto, la cuenta regresiva avanza y Ta-Te-Ti…. suerte para..? - Ojalá para la industria..!!
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